Mi historia. (Primera parte). La colombofília menorquina.
«Para avanzar, uno necesita tener enemigos. Si no los tienes, es porque probablemente pases por esta vida sin cambiar nada».
Que mejor encabezamiento para un artículo, que una frase que deja un intenso aroma a verdad en su significado. No, no debería ser así, pero lo es. La frase no es mía, me la pasó ayer un amigo, por razones obvias. En ocasiones logramos cambiar el devenir de los acontecimientos, y rápidamente nos acostumbramos a la nueva situación, al nuevo orden establecido, pero cometemos el mayúsculo error de olvidar de donde venimos, y donde estuvimos perdidos tanto tiempo. Quedarse con algo de mierda en el bolsillo no es mala idea, para recordar como huele.
En esta serie de capítulos os voy a contar mi historia, la colombófila, una historia muy personal, para que podáis juzgar por vosotros mismos, y sobre todo, para que tú, que repites sin conocer, tengas la otra versión de un cuento, que algunos, se empeñaron en cambiar su final.
El Club la Mensajera Mahonesa fue fundado en 1928. A lo largo de su dilatada trayectoria obtuvo algunos éxitos sonados, muy sobresalientes por la dificultad de volar en la isla. Para poneros en situación, amigo lector, debes recordar que en esta isla, no hace mucho tiempo, con una sola paloma marcada desde la península se ganó algún campeonato. O el fatídico 2011, año en el que no volé, y que se tuvo que suspender el final de fiesta. Ese año regresamos al pasado, porque éste, está siempre recordándote que puede volver a llamar a tu puerta. Ese 2011 fue un paso hacia atrás.
En el año 2010, llevábamos más de 70 años de colombófila en la isla, y, salvo algún episodio asilado, se había instaurado un sólo gran fondo (Baza), donde marcar ya era un milagro, y hacerlo en el día de la suelta, un casi imposible.
Normalmente entre los socios, la media para lograr meter una paloma desde un gran fondo corto como es Baza, estaba situada en los 7 años. ¡Una paloma de gran fondo cada 7 años!. Yo mismo, en una colombófila deprimida, tuve que pasar por ese filtro. Comenzar hoy, es mucho más fácil que antaño.
Desanimarse era muy fácil por aquellos tiempos. Uno cuando se mueve en semejantes océanos, debe ser muy duro, querer mucho a la colombófila para aguantar esa bravura, ese mar que te escupe a la cara, y te grita: ¡No pasarás! . Y los isleños, como los vikingos de antaño, somos graníticos, porque una sola paloma, aunque no volvieras a ver más pluma en otros 7 años, era suficiente para mantener la llama de la ilusión. El barco se hundía, pero ninguno de aquellos colombófilos gladiadores estaba dispuesto a abandonar.
Ilusión sí, pero aderezada siempre con grandes dosis de pesimismo, uno que se iba transmitiendo de generación en generación, de padres a hijos. Esto, muchas veces te hace perder la confianza en ti mismo, y observas desde la distancia, que lo que practican en la península, y ya no decir los Belgas, holandeses, etc, no es colombofília, sino otra cosa, porque perder la mitad de las palomas en simples velocidades, y hacerlo cada año desde que la colombófila se fundo en la isla, hacía algo más de 70 años, era una losa muy pesada, incluso para un doctorado en optimismo.
El verano solía ser un oasis, donde los menorquines recobraban fuerzas, olvidaban aquellos «palos», y se visitaba a aquellos afortunados (dos o tres) que habían podido marcar de gran fondo. Y la temporada siguiente, nuevamente, la primavera volvía a florecer. Este ciclo se repetía en un interminable bucle que siempre concluía con la siguiente frase: Aquí no se pude volar. U otras del estilo de:
¡Que venga Márquez con sus «Mickys» y los suelte desde Monte Toro!, afirmaban socarronamente otros. Sí, había que estar ahí, para entenderlo.
En el año 1999…Pedro Mir, insertaba en el interior de una de las revistas de la época, la siguiente encuesta, en un grito de auxilio totalmente desesperado.
El poso de tristeza era tan grande que se llegaba a extremos como ese. O peor aún, en el año 2003, el mismo Pedro, hizo venir a la isla a un conocido colombófilo holandés (o Belga, no lo recuerdo), para que con lupa incluida, les seleccionara las palomas. Lo que no valía, algunas de las «sentenciadas», que sí habían demostrado con hechos su calidad, fueron «ejecutadas». Una lupa a la luz del sol, decidía, al estilo antiguo, como en los antiguos circos romanos. Pulgar arriba pulgar hacia abajo, si merecían o no, vivir. Una pupila, un círculo de correlación, uno más o menos, podía ser la diferencia.
En aquel momento, yo era un imberbe colombófilo, al que le faltaban varios hervores para comprender aquel cúmulo de despropósitos, pero aquello a mi me causó verdadero estupor. Hoy, me escandaliza sólo pensarlo. Ni que decir, que nada cambio en sus vidas. Todo siguió igual, porque el problema no se escondía ahí.
Llevaban más de 70 años sin dar con la solución al problema. Ni se acercaban. Volar en Menorca no es volar en cualquier lugar, pero equivocaban las formas, el fondo, erraban en casi todo.
Llego un momento, en el que aquí se depuraban los cuadros reproductores enviando pichones a derbys en la península. En la isla no respondía nada, pero delataba el estado de animo local.
Poseo emails de Pedro Mir, en los que sus desesperación era mayúscula, y puesto en el contexto de hoy, no me sorprende. Ya iréis viendo el resto de la historia.
Mi historia. (Segunda parte). El comienzo.
Me acerqué por primera vez al club (La Mensajera Mahonesa) en el año 2000. Me hice socio, pero no volví a aparecer por allí durante algún tiempo. Tenía otras cosas en la cabeza.
Dos años más tarde, aproximadamente en un mes de Abril, Mayo del capicúa 2002 finalmente me decido a comenzar lo que tantos y tantos años había sido un gran sueño.
En mi cabeza, hasta ese año, había quedado congelada la pasión por las mensajeras. Siempre fue una pequeña obsesión volver a disfrutarlas. Comenzar en serio.
Desde aquel lejano 1986, que siendo un chiquillo, anillé mi primer pichón, revoloteaban en mis pensamientos. Imposible quitármelas de la cabeza. Se dice pronto, pero han transcurrido 32 años de aquello. Me da hasta miedo pronunciar esos dígitos.
Recuerdo que comencé, como lo hacen todos en sus primeros pasos. Te regalan pichones, te prestan parejas, tu compras una por aquí, otra por allá. Hoy, siempre digo lo mismo, comenzaría de otro modo, pero creo que es algo por lo que todos debemos pasar, si queremos aprender.
En esta fase estamos convencidos, que tenemos el enfoque adecuado, y no solemos escuchar a los demás, pero sobre todo tampoco sabemos a quien escuchar, ni de quien fiarnos. Por otra parte, es tanta la información que masticamos en tan poco tiempo, que acabamos por empacharnos.
El primer palomar que visité fue el de Lorenzo Cardona «Sito», un señor enamorado de las palomas, y especialmente de los papeles que las acompañan. Uno de los últimos palomares, sino el último, ubicado en Mahón ciudad. Me estuvo horas «comiendo» literalmente la cabeza con los pedigrees. Me resulto abrumador. Tras pasar el papeleo de rigor, me presto 4 parejas. Aunque fue muy ambiguo, te las presto pero te las regalo. No, no me quedo claro, no lo entendí. Semanas más tarde, salí de dudas.
El caso es que me fui de allí más contento que un niño con zapatos nuevos. ¿Supongo que conocéis esa sensación, no?.
Habilité provisionalmente una perrera para criar con ellas. Cuando los pichones estuvieran listos, los trasladaría al nuevo palomar de vuelo, también situado en Mahón.
Por aquel tiempo Jusué se había jubilado, y había venido a vivir a la isla, y cumplir su propio sueño. Chalet nuevo, palomar de madera increíble. El retiro dorado para aquel que vive la colombófila como nosotros. El caso es que «Sito», cíclicamente cada cierto tiempo se va quitando parejas, y si puede las vende, y por lo general, hasta donde yo sé, se desprende de lo que no le funciona, que en su caso, es mucho. Se va cargando de palomas hasta que aquello le resulta muy pesado. Tiene ya una edad.
Jusue le había conseguido venderlas en Barcelona. Así que tres semanas después de prestármelas/regalarmelas a mi, me llama y me dice que las tiene vendidas, pero que si yo las quiero, eran 25.000 pesetas por cada ejemplar. Lo cierto, es que aquello me contrarió. No lo entendí, pero tenía pichones apunto den nacer, y mi satisfacción era tal, con el mero hecho de comenzar en colombófila, que, y a pesar de que no tenía un duro, accedí a comprárselas casi todas. Me gasté más de lo que ganaba en aquella época en un mes. Acababa de entrar a trabajar en una notaría, y mis ingresos eran pírricos.
¿Qué compré?. Un macho inglés de 11 años, un negro de 10 años, una paloma portuguesa, una croata, etc, etc…Compré mierda, o mejor, me vendió mierda. Con el tiempo me di cuenta, pero no porque no funcionaran, sino porque aquello no tenía ni pies ni cabeza. Debemos situar el momento. Ni me planteaba la vida reproductora de una paloma. Había cosas que ni me había parado a pensar, y por
otra parte, me faltaba mundo. ¿Por qué me iba a engañar?. Esto es lo que no se debe hacer jamás. Aprovecharse de un novato. Es más bien al contrario. No hace falta ayudarle con palomas, los consejos , los buenos, son más valiosos en esta fase, que cualquier otra cosa.
Años más tarde, cuando mis resultados explotaron en la isla. Hasta en dos ocasiones Sito vino a casa a comprar, y en las dos se fue de vacío, porque tenía claro que el precio para él, era el doble o el triple que para cualquier mortal en la isla. Me tomé mi pequeña venganza.
Pasemos página.
Aquel año 2002 se había decidido dar un golpe de timón a lo bestia. Recordais el desesperado impreso de Pedro Mir de 1999, pues bien en el año 2003, mi primer año, soltaríamos desde Barcelona. Varios Mallorca, y un nuevo reto llamado Barcelona. ¿La razón por la que ibamos a cambiar la línea de vuelo de toda la vida?. Por lo que contaban, no regresaban palomas desde ninguna distancia. Se había tocado fondo, y se decidió explorar nuevas vías, como la de Barcelona. Percibí mucha ilusión en el club. Era como si todo volviera a comenzar. Si aquello iba bien, ya planeábamos continuar la línea dirección Francia. El salto de mar era mayúsculo, 250 km de mar, pero nuestra ilusión estaba desbocada.
Recuerdo mi primera suelta. Un Cala Ratjada, 7/13. Mismo porcentaje que el club. En la segunda creo recordar que perdí una de esas 7.
Y por fin, llegó el gran día. Nuestro Barcelona. Hasta el nombre le daba lustre a la suelta. No dejaban de ser 270 km, pero para mi era como el Gran National. Me costó dormir aquella noche previa a la suelta.
Para seros sinceros, era mi primera carrera, por no saber, no sabía ni distinguir si lo que venía era una de las mías, una tórtola, o un pájaro. Todo lo que se movía en mi campo visual parecía transformarse en la llegada de una de mis guerreras.
Estuve horas y horas en el palomar, de hecho, todo el día. Mis instalaciones estaban ubicadas en un terreno, así que por llevarme, me lleve hasta un bocata para comer.
No llegó nada. Me dolió. Al llegar al club, y debo recordaros que en aquel 2003, no era como ahora, que con el dichoso whatssap te enteras antes de que llegue la mismísima paloma. Pues bien, al llegar al club, el fracaso no sólo era mío era un lo generalizado. No había pluma. De los 250 animales que se enjaularon, no llego nada. Creo recordar, que al día siguiente regresó una a un socio del club, pero no puedo precisar si fue en el día, o al segundo día.
Misma operación, otros dos Mallorcas, y un segundo intento desde Barcelona, que acabó como el primero, con un final muy infeliz. Habíamos variado completamente la línea de vuelo, pero no lo que cada uno hacía en el palomar. Anquilosados con el pesimismo del transcurrir de los años, quedaba manifiestamente claro que aquello, tampoco había funcionado. En este segundo Barcelona, creo que también llego una sola paloma.
De hecho mi famosa «Barcelona» fue a uno de estos dos Barcelonas. Criada y volada por Florencio Mercadal, regresó a los 6 meses de esa suelta.
Estos dos experimentos se habían realizado con pichones. Quedaban las adultas por salir a escena. Al ser mi primer año, obviamente no disponía de ellas. El caso es que esas adultas, las supervivientes del ejercicio anterior, se prepararon desde Mallorca, para posteriormente ir con la avioneta de Vicente Roca. Fueron soltadas desde las Pitiusas. ¿Resultado?. No regresó ninguna.
Tocar fondo ya resultaba muy poco acertado. El pesimismo se apoderó de todos nosotros.
Para ser mi primer año, todas estas experiencias me abrieron un mundo nuevo de sensaciones. Tenía los ojos muy abiertos, podía percibir lo que ellos sentían, después de décadas de frustración.
Aclarar en este punto que en el pasado siempre hubo momentos mágicos. No todo fue negro, pero si que el denominador común fue siempre, una colombófila de muchísimas pérdidas. Sólo gente que ama la colombófila puede soportar esto.
Al año siguiente, 2004, se retomó con resignación la línea de vuelo de toda la vida. Aquella temporada fue mi primera completa. Y fue una al uso. El Club se manejo bien hasta hasta los Calpes, luego se marcaron 4, 5, 6 palomas por suelta desde la península. Cuando digo bien hasta los Calpes, estamos hablando de sueltas del 15/20%, pero hasta esa distancia más o menos, había cierta seguridad en ver alguna paloma llegar.
En lo personal, logré un 2º social, y 1º designada del Club desde Ibiza, eso sí, sin tener ni puñetera idea de que iba esto. Resulta curioso, años más tarde traslado el palomar, a la peor zona de la isla, y logro primeros puestos en todas las distancias, con sangre sudor y lágrimas, pero de Ibiza, diría que ese 2º puesto ha sido el mejor que he obtenido desde esa distancia. ¿La razón?. La ubicación de los palomares en distancias cortas o en aquellas en las que un ramillete de palomas se lanza en grupo, es absolutamente determinante. En aquella época, yo no entendía nada de todo esto. Hoy, sí. Lo aprendí por el camino.
En el año 2005, por fin meto desde la península, marcando dos hermanos de nido desde Calpe. Como os dije antes, estaba en la media, en ese filtro que no tenía compasión, ni con novatos, ni de expertos. Indescriptible la experiencia de marcar desde un 400km. De hecho aquel día, apunto de llegar las palomas, estaba sentado en un restaurante, comiendo en familia. No, no podía esperarlas. El caso es que entre el primer plato y el segundo, nervioso por la situación, me levanté de la silla, y me fui al palomar guiado por un feeling. Llegando con mi coche, las vi llegar. Un subidón increíble de adrenalina que jamás podré olvidar.
Los años siguientes continuaron parecidos. El club seguía en la senda de toda la vida. Muy pocas palomas marcadas desde la península, y poquísimas desde el único gran fondo que teníamos en nuestro calendario.
Mi historia. (Tercera parte). Cambio de palomar, nuevos objetivos.
El 2006 fue un año extraño por varias razones. Por una parte, iba a ser, sin yo saberlo, mi último ejercicio en aquellas instalaciones. El palomar estaba ubicado en un terreno de mi familia, y todo en él, era mejorable. Aunque dada su situación, tenía algo muy positivo. Era un palomar «social». ¿Qué quiero decir con eso?. Al estar situado junto a una carretera, la intimidad no era su fuerte. En un abrir y cerrar de ojos, podían ver si estabas allí, por lo que las visitas eran continuas.
Recuerdo como mi padre me ayudó en esos primeros pasos, como lo hizo en mi primer palomar en 1986 en Fuerteventura. ¿Qué haríamos sin los padres?.
En estos primeros años, los comienzos fueron «durillos». La zona estaba rodeada de gatos, de esos que tienen pocos amigos. No, aquello, no eran gatos, más bien ex presidiarios. Si una paloma llegaba tarde, si una paloma dormía fuera, si….el resultado ya os lo podéis imaginar. Continuamente buscaba por la zona, montoncitos de plumas y sus correspondientes anillas. Esas escenas me llegaban al corazón. Lo único positivo del palomar, era su situación. Para que luego digan que eso no es importante. Estar situado en la zona de «bonus», aunque tú estés muy verde en la materia, era algo fantástico, y para alguien que comienza, ávido de emociones, ayudaba. No me puedo imaginar volar hoy en día en aquella zona. Sinceramente, creo que ya me habrían extraditado.
Por otra parte, el 2006 fue el año de la gripe aviar, y sólo se nos permitió volar hasta Ibiza. Hicimos dos o tres de ellas. Y la verdad es que mis resultados subieron varios escalones, pero aquello tenía fecha de caducidad. Al finalizar la campaña me mudaría.
Acaba de adquirir una casita de campo y mi única obsesión era montarme unos palomares. Esa sensación, ¿también la conocéis, verdad?.
En mis nuevas instalaciones, me rompí los cuernos con su diseño. De hecho no hay otro con esas características en la isla. Aquello fue mi obsesión. Como todos aquellos que os habéis construido una casa, hoy cambiaría mil cosas, porque hay que vivirla para extraer conclusiones, pero resolví muy bien el tema de la ventilación, en una época , en la que, por aquí, este tipo de cosas, o eran poco importantes, o lo diseñaban como se había hecho toda la vida, sin pararse a reflexionar realmente el porqué de las cosas. Eso es lo que pienso y pensé, tras realizar todas las visitas que me fueron posible, recabando información, que me permitiera edificar algo que mereciera la pena. No, no quería simplemente estar, yo quería hacer algo «grande».
El novato, generalmente busca el «hecho diferencial», como si los que ya están, no se hubieran percatado de aquel detalle. Eso, es una realidad, que el tiempo acaba recordándote. No es menos cierto, que aquí ya se daba todo por sentado, el pesimismo abanderaba una colombófila muy complicada. No, no había el más mínimo resquicio para lo nuevo, porque, señores, volar en Menorca, por lo visto, era otra cosa. Y lo era.
Siempre me fueron los retos. Me resultaba emocionante que me hubiera tocado volar en un lugar tan sumamente difícil. Aquello me motivó, aunque en realidad, desconocía a qué me iba a enfrentar, pero mi sensación era de que era un novel afortunado.
Volvamos al pasado por unas líneas. En mis primeras aproximaciones al Club en el año 2002, mi única obsesión era estar rodeado de colombófilos. Los Jueves había reunión, y finalizando la primavera de aquel 2002, acudía como un reloj, con la ilusión de un niño el día de reyes. No me perdía ninguna. Sí, tenía muchísimas ganas de palomas, pero me encontré un ambiente que no fue el que esperaba. Recordad que cada final de campaña, la gente se tenía que reponer de los «palos» de la temporada anterior. Campañas desastrosas, miles de palomas perdidas, y algún afortunado con su palomita de gran fondo, que era la envidia del resto.
En lo personal, pienso, que hasta que no llegaba el mes de Octubre, Noviembre, como si de un calendario emocional se tratara, los colombófilos seguían «jodidos», lamiéndose todavía las heridas de la batalla anterior. No obstante, si algo tiene el isleño, es que se repone, se levanta como otros no lo harían.
Asimismo recuerdo, que en mi interior, pensé que había llegado tarde 10 años. Como si la etapa social de aquellos colombófilos hubiera pasado hace ya algún tiempo. Algunos con niños, otros,…parecía que no era el mejor momento. Narraban historias, viajes, pero yo no veía nada de aquellos relatos en mi día a día, nada de aquella energía que desprendían sus bocas. Con el tiempo, comprendí esas sensaciones, que tenían que ver, más con su forma de ser, que con otra cosa. Todo aquello sí había sucedido, pero en sus relatos cobraba más fuerza si cabe, de lo que en realidad había sido.
Seguía a lo mío. Trataba de aprender todo lo que fuera posible. Ojos muy abiertos, oídos en modo «on», busqué aproximarme a los que a mi juicio, parecían saber más del tema que mi tanto me apasionaba.Visité a casi todos los colombófilos, buenos y malos. Tenía que aprender de todos, pero no, no encontré lo que esperaba porque poco podían enseñarme cuando ellos mismo estaban ahogados en su propio mar de lágrimas. Sabían muchísimo más que yo, pero habían perdido lo que te mueve. Hay que comprender el contexto. Nada funcionaba, nada tenía sentido.
En aquellos años, cualquier almuerzo, cualquier celebración, entrega de trofeos, etc, aunque yo no me llevara nada, era una fiesta para mi, un día grande, uno señalado en el calendario. No, no me llamaba Pablo Suárez, me llamaba Pablo Ilusión. Estaba enamorado de este deporte. Lo sigo estando, de otra forma, pues sigo teniendo esa pasión por ellas, tan sólo, que conocí la otra vertiente, la de las personas.
En esta época teníamos a nuestra disposición, un arma muy poderosa y afilada, INTERNET. Aquello supuso montañas de información, contactos. La colombófila había encontrado un gran aliado. El «foro de Márquez», fundado en el año 2002, fue mi compañero diario durante casi 15 años. Allí pase por todas las etapas posibles. Aquel foro es un símil de lo que a la colombófila le está sucediendo. El final es parecido.
Internet provocó en mi, que siempre tuviera en mis manos una fotocopia, un papel, algo que leer sobre palomas. En el trabajo, en mi descanso, desayunaba leyendo breves artículos, o algún tema interesante que se hubiera escrito en el foro la noche anterior, lo que fuera. La colombófila seguía revoloteando en mi cabeza.
Regresemos de nuevo al 2006. Me quedaron 15 palomas adultas, que tuve que llevarme a mi nuevo palomar. Aquello fue curioso. No volaban por casa. Cada mañana cuando las soltaba, salían disparadas al antiguo palomar, y pasaban allí el resto del día, para, con el ocaso, regresar a casa. Una de esa en el año 2007, acabo siendo AS paloma social adulta. En concreto, el «91», el primero de su generación, hermano del 57, de la última mohícana, de la 37, etc.
En mi nueva morada todo era nuevo, rejilla de madera, paredes, techo, nidales. Que sensación más buena. Aunque no todo fue tan positivo. En el tiempo que medió desde que tuve acabado el nuevo palomar, hasta que pude trasladar aquellas supervivientes, me entraron uno chiquillos aburridos, y me abrieron el viejo palomar donde tenía alojadas mis reproductoras. Muchas de ellas ya no las volví a ver nunca más, otras, sí regresaron. Aquello me dolió.
De todo lo negativo siempre hay que buscarle lo positivo, y aquella mini tragedia tenía algo muy grande escondido.
Mi historia. (Cuarta parte). Mi amistad con Carlos.
Decíamos ayer, que todo episodio doloroso lleva consigo adherido algo positivo. Bueno, lo cierto es que no siempre es así, pero en este caso, de algo, que me dolió muchísimo, y que yo sentía como dramático, nació un brote de esperanza. Se abrió una puerta.
A raíz del «saqueo» que sufrí por parte de aquellos dos gamberretes, conocí a Carlos. Éste no sólo me regaló 12 palomas, sino que me hizo un regalo aún mayor si cabe, sí, mucho más grande que eso, una gran amistad, y sobre todo, dio forma al colombófilo que soy hoy.
Ser colombófilo es ser tú mismo. Hay cosas que se aprenden, otras que no, pero como en cualquier oficio, la experiencia, o tener un buen maestro, pueden sentar las bases de algo grande.
Carlos siempre me decía: «Te he hecho campeón, te he hecho famoso, y ahora te haré rico». Eran bromas que los dos nos hacíamos.
Para mi, fue un maestro colombófilo, mi maestro. Si podemos imaginar en la cabeza una figura en la que apoyarnos, alguien que nos sirva de guía, un espejo donde mirarse, ese era Carlos Márquez Prats para mi.
En no pocas ocasiones bromeaba y me decía: «Debo reconocer, que calvo o con canas, pero TÚ habrías llegado. Lo llevas dentro».
A él, todo aquello le divertía. Disfrutaba lo mismo o más que yo. Se sorprendía de mi voracidad, del revolucionario que llevaba escondido. Solía afirmar que quería el sol sólo para mi. El futuro se encargó de demostrar que eso no era así.
Sucede sin embargo, que yo tenía todos mis sentidos en aquello. El reto era muy grande, yo , así lo sentía.
Nos llamábamos a diario. Fueron unos años muy divertidos que tuvieron un final muy doloroso. Su inesperado fallecimiento.
Siempre fui muy lógico y sensato, pero él me dio las herramientas para comprender como moverme entre plumas. Siempre me hablaba del que había sido su maestro en el pasado, el gran Norbert Norman. Escuché muy atentamente, cada una de las historias que él iba compartiendo conmigo. Fueron muchos, los momentos mágicos. Y a partir de ahí, desarrolle mi colombofília. Todos llevamos una dentro, la nuestra.
Quizá, en mis primeros pasos, había aprendido mal, porque hacerlo rodeado de gente que ya no tiene la seguridad en nada, contagia a aquellos que se acercan al mundo de la colombofília . Eso, y que los hay que de ayudas, las mínimas, obsesionados en poner piedras por el camino a los demás, en lugar de avanzar en el suyo propio.
Sí, tuve que volver a empezar, y comencé con algo muy importante: Desaprendiendo.
Viajé con él a Bélgica y a Holanda, en una experiencia muy enriquecedora. Estuvo en casa esperando palomas conmigo.
Ese día no lo olvidaré. Rosalía y Carlos tuvieron a bien acompañarme en la llegada de un Villajoyosa (420km). Esto fue en el año 2010. Queráis o no, tenía mis nervios. En mis adentros pensaba:»..y si no marco ninguna».
Me inundaba cierto sentimiento de inseguridad. No, no quería quedar mal delante de él, jajaja…bueno fue una suelta bastante dura. A la isla sólo llegaron dos palomas en el día. Las dos juntas, y como siempre la mía lograba un segundo. Salve la «bola de partido» delante del maestro.
Este es un tema en lo que no insistiré más, pero si alguna paloma se pegaba a rueda de las mías, o viceversa, los primeros puestos me estaban «vetados», dada la nefasta ubicación del palomar, o la entrada natural de las palomas. Es algo que con el tiempo, acabé por descartar de mi cabeza. O tenía las palomas en un nivel de super héroe, nivel leyenda, algo que he logrado unas cuantas veces en mi vida, o el primer premio era una anécdota para mí. No importaba si a la isla llegaban sólo 5 palomas juntas, a mi me correspondía el 2º,3º,4º y 5º. Al principio pensé que había cámaras ocultas, pero no, era un tema de entender por donde entraban las palomas, y donde estaba situado mi palomar. Lo asumí.
Regresemos al año 2007. Fue una muy buena temporada. Fue el primer paso de algo muy grande. Aquel año ya fui el colombófilo con más palomas marcadas desde la península. Fueron muchísimos los trofeos y campeonatos obtenidos. Esa temporada fue algo distinta. Se intentó algo nuevo. Campeonato de adultas y de yearlings por separado. Ambos, en bandos distintos. Tras el análisis de final de temporada, vistos los resultados, se acabó desechando.
No hubo diferencias ostensibles, es más, me atrevería a afirmar, que las sueltas de yearlings fueron mejores que las de adultas. Separarlas no ayudaba.
El año 2008 (hace 10 años), simplemente exploté. Fácilmente lo podemos catalogar de orgasmo colombófilo. Marqué 36 palomas desde la península, algo inimaginable en el pasado. De hecho, el 95% de los colombófilos de la isla, hoy en día, diez años más tarde, todavía no pueden ni acercarse a esos números.
Ya os podéis imaginar. Muchos comenzaron a dudar, si dopaba las palomas. Para situarlo en un contexto adecuado, 36 eran números de extraterrestre. Muchos colombófilos en la isla llegaban con esfuerzo a 3, 4, ó 5 palomas en una temporada.
Todo comenzó en una suelta de Calpe, en la que marqué 22 palomas, y os puedo asegurar que fue un Calpe correcto, pero no uno de esos de ahora que viene todo, ni por asomo. Muchos en el club habían enjaulado 5 y tenían sólo 1.
Recuerdo que enjaulé 34 palomas. Yo ya llevaba incorporado el «chip» de seleccionador nato. No me guardaba nada. Algo comenzaba a «cocinarse», y olía muy bien.
A pesar de mis números, el gran fondo seguía resistiéndoseme. ¿Por qué?. En primer lugar porque sólo había uno, y en segundo, parecía que tenía una inmensa facilidad para derribar los fondos, por difíciles que éstos fueran, pero el gran fondo no me dejaba pasar. Supongo que el filtro de los 7 años, seguía vigente. Aclarar que no marque de gran fondo, pero fue una suelta en la que llegaron sólo 3 palomas. Tenía que afinar más. Aquello, una vez superado el luto, me motivaba más si cabe. De todos modos, es cierto que a toro pasado, y reflexionando sobre ello, cometí ciertos pecados de juventud, que con el tiempo, fui capaz de enderezar. Por otra parte, en realidad, estaba comenzando, me faltaba depurar el cuadro reproductor. Algo que fue sucediendo progresivamente, al incorporar las palomas más voladas en él.
Ese año, descubrí a Miss Hellín, 1º social, y única paloma comprobada en el día, y con ella, a mi pareja de oro. Aquella jornada «medía» palomas de verdad. Viento de levante (en contra). Más de 12 horas para cubrir esos 520km que separan la localidad de Hellín de San Luis (Menorca). Recuerdo que la tarde se nos echaba encima, y no había ni rastro de paloma, hasta que escuche ese sonido tan característico, las patitas y sus uñas, recién aterrizadas sobre la uralita. En aquel instante, yo estaba en el interior. Me quede petrificado. Una enorme alegría recorrió mi cuerpo. Hoy, aún sonrío.
Ese día, el club de Ciudadela marcó dos palomas, de hecho marcaron ellos antes que yo. Una de las que llegó fue de Salord, la otra de Bagur (q.e.d). Muy probablemente, aquellas palomas, por la hora de llegada, recorrieron los 520 km juntas.
Hoy me resulta sorprendente que Ciudadela marcara dos y Mahón una. Mi opinión, es que a partir de ahí, los destinos de estos dos Clubs comenzaron a separarse.
Habrá tiempo, más adelante, para analizar todo, y el porqué hay personas que pueden arrastrar hasta lo más profundo del pozo al resto, obstinados por ideas que no tienen ni pies ni cabeza.
La gente debe comprender que las palomas son nuestras, de cada uno de nosotros, y que vivimos en democracia. Unidos somos más fuertes, pero el interés, debe ser COMÚN. Un club no puede estar guiado por alguien al que se le olvido marcar de la península, porque sus ideas y conceptos, arrastran al resto. Esto sucede hoy en Ciudadela desde hace 10 años.
Hay cosas que son inadmisibles, y que al menos, en un dialogo sano, deberían poder exponerse diferentes puntos de vista. Llegará ese capítulo, con nombres y apellidos.
Volvamos al hilo de la historia. Todo lo que sucedía a mi alrededor, era admiración. Estaba construyendo algo muy grande. Haciendo las cosas muy bien, y comenzaron a llegar los frutos a borbotones, como nunca antes había sucedido.
Por aquel tiempo, cuando me llegaban rumores, alucinantes por cierto, de que dopaba a las palomas, en cierto modo me halagaba, porque como yo tenía claro porque estaban funcionando tan bien, y llegaba a la conclusión de que si los cuatro tontos de turno, pensaban que las dopaba, era sin duda, porque lo que estaba logrando les parecía imposible. Siempre es más sencillo, decir tonterías, repetir estupideces y mentiras, que pararse a pensar en las cosas. Eso, también cayó por su propio peso años más tarde, y explicaré la razón en su momento.
Aproximadamente a lo largo de aquel extraordinario año 2008, no puedo precisar la fecha concreta, comencé a escribir en un blog. Palomasmenorca se titulaba. Necesitaba expresarme, contar lo que me estaba sucediendo. Comenzó, como eso, como un diario, como un rincón donde exteriorizar mis pensamientos y reflexiones.
Mis resultados habían explotado, desconocía hasta donde tendrían continuidad, pero hoy con la perspectiva del tiempo, puedo afirmar, que aquí comenzó el cambio en la isla.
La gente necesita que les demuestres las cosas, haciéndolo, no contándole «milongas». Quieren verlo, … y lo vieron.
(Continuará…)
Mi historia. (Quinta parte). La explosión. Del dopaje, a la ayuda “divina”.
Lo dejamos en el año 2008, hace 10 años de aquello. Lo que cayó en la isla, fue una pequeña bomba atómica, unos resultados que conmocionaron el status quo isleño. Lo que comenzó siendo una pequeña brisa marina se transformó en una enorme tormenta. Con ella, se tambalearon los cimientos de todo lo que se había dado por sentado desde 1928, todo lo que supuestamente no se podía cambiar.
Por aquí era un clásico acordarse de las «vedettes» de turno, y preguntarse, irónicamente, que haría esa gente aquí. Ellos mismos daban la respuesta: Nada.
El problema, es que en parte, tenían razón. Tal y como teníamos el gallinero montado, o nuestro era una misión casi imposible. No se trataba de ser mejor o peor colombófilo, era algo más profundo, que tocaba de lleno las raíces de como se gestó la colombófila aquí.
Volar en el mar es jodido, pero si además acabas por acostumbrarte a unos resultados, no sales del bucle, ni con toda la pasión del mundo. Esta gente, vivía una realidad producto de lo que habían sufrido durante muchas décadas. Estoy convencido que si algunos colombófilos de la isla, hoy desgraciadamente ya fallecidos, levantaran la cabeza, no creerían nada de lo que está sucediendo en la isla en la última década.
Aquel 2008 hubo un cambio relevante en el club. Se había comprado un camión, y dependíamos, por fin, de nosotros mismos. Cada vez que nos dirigiéramos a Ibiza, o a la península, podíamos, el que quisiera, soltar desde Inca (Mallorca -120 km) a modo de entreno. Aquello, en una mentalidad destruida por los batacazos de décadas de decepciones, fue recibido con un fruncido de ceño. Fue un antes y un después. ¿Por qué?. Por la simple razón que uno de los enormes problemas aquí era poner a la paloma en el aire. Ninguna suelta, era fácil, todos eran a vida o muerte. Tener que vaciarse en un 100km, lastraba toda la campaña. Por una parte, por las pérdidas, por otra, las que lo lograban, quedaban «marcadas».
En esas circunstancias, ni el apellido de adultas, te otorgaba cierta ventaja. En muchos casos, era precisamente al revés, porque el perfil psicológico y emocional de la mensajera pesaba más de la cuenta.
Sólo dos colombófilos, nos animamos a enjaular cada semana. Pedro Mir, y el que os escribe. Particularmente yo manejaba muchas menos palomas, noventa (90) solía ser mi número, pero enjaulaba casi todo, casi cada semana.Nadie arriesgó más que yo. Vaya si se notó. No fue hasta el 5º o 6º Inca, en el que algunos socios, tímidamente, se fueron incorporando. Primero, una patita, más tarde, la segunda, como si estuvieran haciendo una pequeña locura. Con el tiempo, aunque esa inercia tardo en incorporarse en el modus operandi del colombófilo de Mahón casi dos años, con la confianza que te dan los resultados, aquello se convirtió en casi una ley no escrita, que hoy sigue en plena vigencia. Nadie se plantea lo contrario. Muchos, muchísimos, lo pusieron en duda.
En el foro podéis leer en multitud de ocasiones a Jusué escribir aquello, y lo otro. Casi nada de lo que afirma de la isla es cierto. Esos relatos viven tan sólo en su imaginación. Es una buena persona, no tengo nada contra él, más bien al contrario, pero vive inmerso en los «libros de caballerías», y eso le ha convencido de que los molinos son monstruos enormes imposibles de vencer. Para mi, es todo lo que no se debe hacer, al menos, si quieres tener resultados. Hay más como él.
Los últimos años, habré ido a Inca unas 40 veces, estoy seguro que si hago una relación estadística personal de todas esas sueltas, mi % estaría más cerca del 90% que del 80%. Lees a Juanjo, y te queda un poso amargo, la sensación de que vuela en otro país, que desde luego no es el mío. Esto, no quiere decir que no se pierdan palomas en Mallorca y en adelante. Si no haces las cosas bien, claro que se pierden, y muchas, pero las que perdemos, es por nuestra propia ineptitud. «Venderlo» como si esto fuera un infierno, tampoco. En otra época, no lo discuto. Hoy, no. Volar aquí es más difícil que en la mayoría de regiones de España, ahí están los % de recepción, pero lo que hace Juanjo es estirar demasiado el «chicle».
Desde la vecina Mallorca, nuestras palomas no regresan por calidad, sino por salud y preparación. No puedo decir más.
Os pongo un ejemplo. Demos un salto al año 2012. Aquella temporada debí volar 6,7 u 8 Incas. Vaciaba el palomar por completo. Debí realizar, más de 400 envíos. Me explico, en el primero, 80, en el segundo 75…ya me entendéis. Los siguientes no iban las que fueran mal de pluma, las heridas, etc…el caso es que no perdí ninguna paloma en todos esos envíos. Las marqué, todas, en el día. Ni una perdida. Esto, tengo claro que sí vieron mis ojos, y que no ha sucedido en ningún palomar en la isla jamás. Había un trabajo previo, y la temporada fue sublime, pero de Mallorca regresaron por salud y preparación. Las que no valían, que como siempre , son la mayoría, esas, se perdieron en las sueltas, en las que se deben perder la palomas, no antes.
Regresemos en el tiempo al 2008. La adquisición del camión ayudó enormemente. Que algunos se atrevieran a exponer todo su palomar cada semana, también, pero lo que dio el espaldarazo definitivo, fue hacer regresar palomas en esa cantidad y porcentaje, una y otra vez. Eso provoco un diminuto punto de inflexión, de reflexión, de cierto debate, de efecto «dominó».
¿Mis porcentajes y la cantidad palomas marcadas?. Una vez vale, pero aquello era continuo…Hasta el más incrédulo, comenzó a rascarse la cabeza. ¿Cómo lo hace?.
Recuerdo que Ciudadela vivía aquello con asombro. Una anécdota. Uno de los socios de Ciudadela, mejor no diré su nombre. En esa estúpida guerra de egos, llego a afirmar, que no es que Ciudadela fueran malos, sino que Mahón tenía a Messi. Os podéis imaginar, la que se estaba gestando.
Han sido muchos los enjaules en mi vida, llevando muchísima paloma, seleccionando como una «túrmix». Resulta curioso, ver como algunos van con lo puesto, y tú, una y otra vez apareces con 30 y 40 palomas, vaciando con sentido, aprendiendo de ellas. Sentía las miradas clavadas en mi espalda. Algunas de ellas, de asombro, porque ya lo habían perdido casi todo, otros ya miraban por entonces, de otro modo. Aprendí también a asumir esa nueva situación.
Muy pronto corrió la voz de que Carlos me estaba ayudando. Éste tenía muchos amigos en la isla, pero a pesar de su fama y de su alargada sombra, aquí no le hacían ni puñetero caso, porque por por encima de todo, pesaba más el hecho de que Menorca era el infierno de la colombofília, y aquí daba igual lo que hicieras. Algo estaba estaba apunto de cambiar.
Y en esas, Carlos comenzó a divertirse como un «enano». Yo había sido la «llave». Ahora, Carlos tenía otro cartel en la isla, otra credibilidad, y no es que la hubiera perdido, sino que en las islas, esto es muy normal. La clave estaba en Carlos. Cambiamos el dopaje, por la ayuda «divina» de Carlos.
Me sentí raro y extraño al mismo tiempo. Siempre voy con la verdad por delante, y no vacilaré hoy en lo contrario. Dudé, dudé de mi. Creía, en aquel momento, que mi colombófila dependía de dos productos y tres cajas cuyos nombres Carlos me había facilitado.
Acababa de destrozar registros inimaginables, pero ahora me iba a encontrar en igualdad de condiciones con los demás, porque Carlos era muy generoso. O peor, yo llevaba menos años en colombófila, menos experiencia que el resto, menos de todo. Dudé, y creo que fue muy humano por mi parte.
Había traído la semilla a la isla, una que nos sacaría del «hambre», pero me sentía perjudicado. Hoy percibo aquellos pensamientos, como muy naturales, muy humanos.
Lo que no sabía todavía, es que en mi interior llevaba encerrado un colombófilo como la copa de un pino. Uno de época.
No son pocas las ocasiones en las que algunos compañeros de la isla no han dudado en calificarme como el mejor colombófilo de la historia menorquina. Me halaga, aunque no creo que haya que llegar tan lejos, teniendo en cuenta , eso sí, que hice cosas que lo cambiaron todo.
A pesar de la «desclasificación» de la información que Carlos tuvo a bien compartir con el resto de la isla, algo con lo que él se lo paso «pipa», y me tuvo a mi en vilo, aquello me vino muy bien, pues mis resultados mejoraron todavía más, y me sirvió, para darme cuenta, cuán importante fueron «mis manos» (mi cabeza) en todo este relato.
Tras un majestuoso 2008, llegó el 2009. Fue una temporada algo más ruda. No hay dos iguales. También fui el colombófilo que más palomas marco de la península. Marque de gran fondo, que por otra parte, se cumplía la ley de los 7 años. Ese año me lo tome de otra forma. Me medí más. Comencé a preocuparme en el tema de las designadas, de hecho, cayeron CINCO trofeos a nivel nacional.
En el gran fondo, continuábamos teniendo sólo uno, envíe 5 palomas, y marque 2. La primera en regresar, marco el futuro de mi palomar. Al efecto, recuerdo que Carlos vino a visitarme en verano. Vio al 77. «Ferru» (hierro) repetía. Me dijo: Síguelo volando.
Como dándome a entender que él no lo pondría en la reproducción. No le hice caso, ni se me paso por la cabeza. Necesitaba el apoyo de Carlos, su inestimable empujón, pero también tenía claro, donde nacen las cosas. Aquella primera paloma de gran fondo, hermano de la del año anterior, Miss Hellín, para mi era una «señal» y fue más tarde la confirmación de que algo gordo se estaba gestando, algo que hoy puedo adelantaros y confirmaros, lo fue.
Aquel 2009 comenzó mal. Desde aquel 2003, en el que di mis primeros pasos colombófilos, aquí se hacía lo que se denomina «la tardor», sueltas de pichones en Otoño. Yo no creía en nada de eso. Participé el primer año por pura inercia, pero tras eso, deje de hacerlo. Hubo un momento en el que era uno de los pocos socios que no iba. El tiempo me dio la razón, y se dejó de hacer. Para mi no era un problema que hubiera Otoño o no lo hubiera, creo que en la libertad residen las claves de una buena convivencia, pero yo no creía en él. La paloma estaba inmersa en uno de los procesos más complicados del año, la muda. Ese axioma, era sagrado.
Por aquel tiempo, yo solía irme de vacaciones el mes de Diciembre(a veces también en Enero) a Tailandia, Vietnam, al Sudeste asiático. Ese año decidieron (siempre está Pedro tras ese «decidieron») premeditadamente poner un velocidad (Ibiza) en esas fechas, valedero para el campeonato absoluto del año siguiente. Fue una «putada» bien diseñada.
Los Ibizas comenzaban casi en Marzo, ¿qué sentido tuvo colocar ese Ibiza aislado en un mes de Diciembre?. Presión en toda regla para que fuera, sí o sí. Me sentí muy perjudicado, pero tragué. ¿Qué podía hacer?. Nada. Inicialmente me molesté, en privado naturalmente, y tras eso, «ajo y agua». Sabía cual era el camino, ellos todavía no. Fue una forma de tratar de obligarme. No lo consiguieron, y me fui de vacaciones.
Sabía que ese año 2009, comenzaría último, y para mi competir lo era todo. Y así fue, último destacado, pero, y a pesar de ello, y del terrible sistema de clasificación decimonónico, en la última suelta estaba arriba de todo, aunque no pudo ser. Demasiados obstáculos. Volví a ser el mejor en los penínsulas y los fondos, pero los puntos, en aquel «orden» perfectamente diseñado, no decían lo mismo.
Para perfilar algo más lo que aquel año sucedió, recuerdo un día en el club, un socio preguntándome que me parecía una paloma. ¿Mi opinión, pregunté?. Pude ver a Pedro Mir susurrar por detrás: ¿Ahora le preguntamos a él, que nos parece una paloma?. Qué puedo decir, el fenómeno envidia se había despertado. Pedro, al ser un tío muy muy diplomático, alargo esa diplomacia conmigo, un par de años más. Tras eso, mostró su cara más sincera, la verdadera. Dejemos que el texto nos lleve a eso.
El sistema de clasificación social por aquellos años era «sangrante», parecía diseñado para algunos (convencido de ello estoy). Designabas 5, y la primera en llegar, te daba todos los puntos. Daba igual que la metieras el primer día, que el cuarto, valía prácticamente lo mismo. Y si tu palomar, tenía una buena situación, cogías muchos puntos, que costaban mucho recuperar. Llego a ser tan flagrante, que esa temporada el que gano, fue de los pocos que no marco de gran fondo. Surrealista porque lo difícil en la isla siempre ha sido marcar, no hacer un primero. Al año siguiente, cambió todo. Las decisiones de palacio, van despacio.
Ese 2009, fue de transición para mi. Todavía tenía que descubrir muchas cosas. En Octubre de ese mismo año, hice el viaje colombófilo que uno debe realizar, al menos una vez en su vida. Repetirlo muchas veces, ya es vicio. Lo que vi, me ayudó a entender muchas cosas. A desmitificar otras, a ordenar mi mente.
Recuerdo que Carlos, delante de Thoné, de Lietaer, presumía de mí, de mis logros, de mi buen hacer como colombófilo, como hace un padre colombófilo con su hijo. Aquello, me hacía subir el color de mis mofletes.
Y por fin, llegó el año 2010. Éste fue, simplemente, fabuloso. Y con la perspectiva que el tiempo me da, puedo situar el origen de muchos conflictos futuros en aquella inolvidable campaña,y como no, también mi despegue definitivo. En ciertos aspectos, incluso mejor que la del 2012. Aquello, ya no lo paraba nadie.
En este punto, debo decir que me sentía preparado para todo.
Fue una temporada sublime, marqué 30 palomas de península, y casi todas en el día. ¡Otra vez, lo había vuelto a hacer!.
Para situarlo en el contexto adecuado, el que ganó metió 8, y muchas de ellas al segundo día.
Seguía volando menos de 100 palomas, menos que mis adversarios, pero no había color.
Pasaron muchas cosas durante aquella temporada.
Tan sólo un inciso final. Quiero, en el último párrafo de este quinto capítulo, hacer una breve aclaración. Me he prestado a contarlo todo, en esta serie de improvisados capítulos, porque en el fondo, esto para mi tiene un poco de despedida. No es mi deseo, pero hay situaciones que nos marcan. Tendréis que leer el final de mi historia para comprenderlo.
Durante demasiado tiempo me fui mordiendo la lengua, y necesito vomitarlo, para que, al menos, la versión oficial, deje de ser la que circula por ahí, la mentirosa. Nada más.
Si estoy dispuesto a vaciarme, es porque tengo asumido, al menos en mi interior, que a la larga, me será muy complicado volar palomas, pero soy de los que va de cara, de los que muere de pie.
Contar mi historia, servirá de poco, pero al menos mi conciencia estará tranquila. No sé si a algunos, les sucederá lo mismo.
(Continuará)…
PabS.
Mi historia. (Sexta parte). Los milagros sí existen.
Por fin, alcanzamos la cifra de 150.000 visitas. No es mal número. Parece que fue ayer, cuando la inauguramos. Prosigamos con el relato:
Año 2010. Éste, merece un capítulo entero. Temporada simplemente espectacular. Treinta (30) palomas desde la península. ¡Lo volví a hacer!. Mucho mejor preparadas que en años anteriores, como demuestra que la mayoría de ellas las marqué en el día, más de 20, de hecho. El cambio de sistema, en su preparación, ayudó en este sentido. Seguía aprendiendo.
Los números se acaban perdiendo en el tiempo, pero 30 era un número descomunal. Aquella temporada muchos fueron que metieron sólo 4 ó 5 palomas. El que ganó, marcó 8, la mitad de ellas el segundo día, comenzando con el mismo número de palomas que yo.
Sueltas como un Orihuela (500km), donde llegaron sólo 5 palomas en el día a la isla, obteniendo un 1º, 2º, 3º y 4º Social e Insular. Con «Superman» a la cabeza con 4 horas de ventaja, la tercera señal consecutiva, que confirmaba que la pareja de oro tenía «algo» escondido. Miss Hellín, el 77. Ahora Superman, Mármol, la 37,…
O la suelta desde Hellín (520 km), donde sólo fueron 4, las palomas capaces de llegar a la isla en el día de la suelta, obteniendo unos magníficos 2º, 3º y 4º social e insular. Mi segundo se marco casi en el mismo minuto que la 1º. Lo de siempre.
En fin, ese año muchas carreras fueron espectaculares.
Un Villajoyosa, que fue aquel día que Carlos y Rosalía me acompañaron en casa en la llegada de las palomas. Extraordinario año.
Recuerdo el primer gran fondo, donde metí 4 palomas de la 8 que enjaulé, en una suelta terrible, del 18% donde muchos se quedaron sin marcar. De esas 4, una fue la 37, otra su hermano de nido, Mármol, otra un sobrino, el 92 (padre de los Petronios). Ilustres todos ellos, como el tiempo se encargó de confirmar.
Y por fin, colocamos dos grandes fondos en el calendario, ambos, el mismo año. ¡Lo estábamos consiguiendo, amigos!. El segundo de ellos, fue una suelta brutal del 2%, donde descubro a la «SILENCIOSA», que marcará decisivamente el devenir de mi línea de palomas en el futuro. Ésta acabo convirtiéndose en As paloma social e insular 2010.
Con el descubrimiento de la pareja de oro, y la rodada de Carlos, comenzó una preciosa historia de palomas.
Mejor, retrocedamos algunos meses en el tiempo, para entender muchas de las cosas que allí sucedieron. Ubicamos el comienzo de este sexto capítulo, justo antes de que comenzaran las sueltas. Buscábamos dos grandes fondos en la misma temporada, por aquello de ampliar opciones de poder marcar. El razonamiento era sencillo. Los Bazas eran sueltas muy difíciles, pero si podíamos ir dos veces, aumentábamos las posibilidades de éxito exponencialmente.
Costó un «huevo» y parte del «otro», lograr introducir en el calendario dos grandes fondos. Sangre, sudor y lágrimas, especialmente por la mentalidad y oposición de algunos, que seguían anclados en el pasado, a pesar de que éste, había demostrado tener muy mala cara . Éstos que se oponían, HOY, están muy satisfechos con la colombófila actual. Cambiaron de opinión. No supieron «leer» el futuro. Errar es de humanos.
Aquí debo enfatizar sobre algo, que tiene su importancia en el devenir del relato. En aquellos momentos, poseíamos un camión en propiedad, que usábamos con criterio. Íbamos a Inca cada semana, y éstos, se nos daban muy bien. Habíamos logrado superar el primer obstáculo, que no era otro que poner a la paloma en el aire, y por otra parte, aquello ayudó a eliminar el miedo del colombófilo a repetir palomas. Algo que aquí, parecía pecado.
Mis números fueron inspiración para otros. Ya no podían decir que eso sólo tenía lugar en tierra. De un brote, nacieron más. Toda la isla comenzó a realizar coprológicos (análisis de heces) con veterinarios y laboratorios. Personalmente comencé a hacerlos a finales del año 2006. Todo ello, redundo en una mayor salud colombófila en la isla. Se respiraba un aroma a fiesta, a cambio, al nacimiento de una nueva era.
Asimismo comenzamos a no mezclar las palomas en las jaulas, salvo en nacionales y regionales, de este modo, cada socio podía «cerrar» jaulas, y eso, también nos hizo mejores. Menos contagios, o al menos, los retrasábamos. Cuanto más avanzada estuviera la temporada mejor, pues ya sólo quedarían las palomas más fuertes.
Mucho, muchísimo se ganó con todas estas medidas que hicieron mella en nuestra colombofília. Aprendimos cuidar los detalles. Además, con internet y el seguimiento de los partes meteorológicos, tratábamos de evitar los días «malos», aquellos en los que sabíamos de antemano que se perdían muchísimas palomas, y por ende, buscábamos los días «buenos», tratando de ayudarlas.
A pesar de que se podían percibir todos estos cambios, los había, que, sinceramente, les daba lo mismo, según ellos, se debía soltar el fin de semana, sí o sí. No había debate.
Creo que en este punto, todos, debíamos ser menos egoístas, pero las posiciones estaba muy encontradas. Veníamos de las tinieblas, necesitábamos ayuda. El viento se convirtió en un aliado necesario en aquel momento. Una puerta nueva se había abierto, y en ese fase del renacimiento, se exigía buscar esos días. Nuestra colombófila necesitaba de ese empujón. Así lo entendí yo.
Llegó la primera suelta importante de la temporada, Ibiza. El parte meteorológico era muy pesimista. Recuerdo que fui al club con mis palomas, con todas las dudas del mundo, y regresé de vuelta a casa con ellas. Me negué en rotundo a enjaular. Mi lucha no sólo era por cuidarlas y prepararlas, mi guerra era mayor. Quería cambiar esa mentalidad que había arrastrado a nuestra colombófila a lo más oscuro. Yo sí, pensé en la colombofília.
Mi batalla era doble. Tenían que entender que eso en aquel momento, no nos convenía. Nos conducía de nuevo al pasado.
En lugar de empatizar, viendo que me iba, enjaularon con mayor razón si cabe. Los hay que sólo piensan en los puñeteros puntos y mis competidores ya me temían mucho por entonces.
¿Resultado?. Aquellas palomas estuvieron enjauladas en Ibiza ¡¡¡nueve (9) noches!!!. Llegaron pocas (menos del 30%) y destrozadas. La primera… en la frente.
En el segundo Ibiza, las circunstancias eran parecidas, y a pesar de que llevaba todo el año preparándome, decline enjaular. Mi disgusto era mayúsculo, pero sentía que tenía que hacerlo. Esta gente no había entendido nada. La suelta no fue como la anterior, fue algo mejor, pero no fue una buena suelta.
Con dos sueltas de retraso, comenzaba OTRA vez, otra temporada más, último. Además eran valederas, no sólo para el social e insular, sino también para los nacionales y regionales, y visto lo que sucedió después, siempre me pregunté que hubiera pasado en el campeonato de Baleares. Mi sacrificio no fue en vano.
El tercer Ibiza, se presentó con una niebla que abrigaba todo el archipiélago. Muy poca visibilidad. Ya no podía esperar más. Recuerdo que fue una suelta muy dura para mallorquines y menorquines. En mis adentros, pensé, que aquello era mala suerte. Comenzar con esas condiciones no era lo deseado, pero ya no tenía alternativas, si quería engancharme al tren, debía enjaular.
Para mi, el resultado fue espectacular, marqué unas 23 palomas de 30 enjauladas, hablo de memoria de mis números, pero para el club fue una muy mala suelta. No lo recuerdo con exactitud, pero algo así como un 35%.
La temporada siguió su curso. Mis números rayaban la perfección. Rápidamente me coloqué segundo. Y así acabo para mi. Eso sí, los números, las marcadas, y las sensaciones, decían otra cosa.
Metí muchas designadas, y casi todas en el día, pero aquellos Ibizas a los que no acudí, me lastraron, y por aquella época, aunque el sistema de clasificación se había modificado y mejorado, con sueltas de pocas palomas, que era lo habitual, , meter una sola paloma el segundo o tercer día, te daba una puntuación parecida que meter 4 designadas en el día. Extraño explicarlo, pero así era. Una sola paloma designada la tarde del segundo día lo arreglaba todo. Todo muy relativo. Desde luego eran las reglas, y yo las aceptaba (que remedio), pero aquello, para mi, no tenía sentido. Con el tiempo, también se cambió. Cayeron cuatro (4) trofeos nacionales.
¿Que sucedió aquella temporada?. Como os decía antes, por fin, logramos introducir dos (2) grandes fondos. Los esfuerzos habían fructificado. Sucedió sin embargo, que en la fecha prevista para el primer gran fondo, el tiempo atmosférico pintaba muy mal, y lo fuimos retrasando. Cuando dicho retraso, tomo forma de más de una semana, alguno comenzó a ponerse nervioso.
Entre tanto, recuerdo, que seguimos con el calendario en sueltas más cortas, y un día, todavía sin fecha definida para el enjaule del primer gran fondo, al entrar en el club, me encontré con una pizarra, en la que se podía leer. Baza sí, Baza no. ¿Alguien quería eliminar esa suelta del calendario?. No , no me lo podía creer. La gente se iba apuntando en una casilla u otra. Aquello me molestó mucho. Lo hizo, por todo el trabajo que habíamos hecho por romper con el pasado. Algunos, con Florencio Mercadal a la cabeza, se negaban a avanzar.
Fue la primera y única vez que me he enfadado en el Club y que mostré mi malestar. No, no quise hablar con él. Estaba enfurecido. Nunca más volví a enfadarme en público.
No, no entendían nada. Florencio es un colombófilo con mucha experiencia, pero estaba anquilosado en sus normas, en sus prejuicios colombófilos, en el pasado. Todo muy respetable, pero nosotros, en ese momento, necesitábamos otra cosa. No podíamos tirar a la basura, lo que había comenzado a cambiar.
Había gente, como él, que lo único que les importaba era esperar las palomas el Sábado o el Domingo, y que se enjaulara cuando estaba fijado. Esto último, lo desarrollaré en otro capítulo, porque debo explicarlo todo, pues, y me entenderéis, yo también he cambiado de opinión. Todo tiene su explicación.
Otros, como yo, nos parecía que lo importante, en una colombófila tan jodida, era que llegaran. Hoy, echando una mirada hacia atrás, estoy convencido que en ese momento, necesitábamos esa búsqueda de días buenos. Afortunadamente salió Baza sí, y aquello, fue otro paso importantísimo en nuestro futuro.
Retrocedamos las manecillas del reloj un mes. Estábamos en Enero o Febrero, soltando las palomas desde Mallorca. Acababa de regresar de Tailandia, e iba con el tiempo justo para preparar las palomas y la temporada. Recuerdo que en mi primera suelta, enjaulé 35 palomas a Inca. En aquel momento, yo ya había conocido lo que era tener problemas en el club. Ya era una constante. Nada serio, sino que la mentalidad de aquí, el marujeo barato, el «mal meter» por detrás. Ya me entendéis. A la cara, jamás hasta hoy, he tenido ningún conflicto, de hecho, viendo como son, ni los imagino. Casi hubiera preferido poder argumentar mi «defensa» delante de ellos, pero es que no se puede ir contra natura. No son así. Mis resultados y el tratar de cambiar las cosas, me condenó.
La isla siempre, ha estado repleta de micrófonos, o de amigos que no tenían reparos en darte la «alerta», si la lengua de alguno se afilaba y desbocaba en exceso. Lo llevé mal, para que negarlo. Además, todo sucedía en petit comité. Siempre detesté esa forma de actuar. Dolía. Y así fue como comencé a exteriorizar mis pensamientos a través de un blog, porque, de igual forma que ellos son así, yo soy como soy.
Regresemos a ese Inca, que, por cierto, salió malo. Comenzaron a especular, con que era porque yo había metido mis palomas, y ellos ya llevaban 2 ó 3 incas, y ya estaban «pasadas». Lo de siempre. Se comenzó a gestar una ridícula reunión programada en la apertura de relojes, para aclarar ese tema. ¿Qué tema, pensé yo?. Bien, de todo esto, me enteraba por detrás, claro está.
El problema de algunos, era que realmente pensaban que sus palomas traían a las mías, cuando esto no es así, ni nunca lo fue, como demostré ese día, y en muchísimas ocasiones en el futuro.
La suelta fue bastante mala, pero yo tenía un magnífico 33/35. No hubo reuniones. El argumento, caía por su propio peso. Como éste, tuve que ir superando muchos obstáculos parecidos. Romper determinadas formas de pensar, barreras que nacieron viendo sólo una parte del muro, me resultaba muy complicado y agotador.
Con el tiempo, se instauró un sistema en el que de cada 100%, puedes introducir el 30% de pichones no pasados. Una forma muy válida de ayudarles. El problema, es que el origen de esta norma no radicaba en ayudar a la paloma, sino en pensar más en los demás que en uno mismo. No obstante, esa regla, demostró ser muy positiva para muchos compañeros, y para el beneficio de todos.
Situemos el contexto. En el club hubo siempre dos figuras, antagónicas, que se apoyaban, peleaban, o necesitaban, en función de las circunstancias. Manejaban los hilos a su antojo. Desde que el mundo es mundo, esto siempre fue así, y parece que no tiene pinta de cambiar. Por una parte, Pedro, por la otra, Florencio. Dos personalidades fuertes, las dos diferentes. El primero político, más diplomático y sinuoso, de los que mirando a los ojos, evita cualquier conflicto. Éste, siempre los generó por detrás, donde se mueve como los ángeles, y sin duda, merece su capitulo completo, sólo para él, porque sin sus actuaciones, toda esta historia, mi historia, no se entendería. Para lo bueno y para lo malo, tendrá su espacio.
El otro, más directo, mucho más sincero, aunque también más orgulloso, más rígido y con más dificultades para los cambios.
Estos nuevos aires, esa energía que trataba de relanzar la colombofília menorquina a otra esfera, y la aparición de un «tercer gallo»(el que os escribe), habían «apartado» a Florencio, en la medida, que él no comulgaba con la mayoría, que sí se fue incorporado poco a poco al «nuevo mundo». Hoy, ha cambiado de opinión, al menos eso deduzco, por su comportamiento, pero en su momento, fue el mayor escollo que tuvimos que superar, para lograr el cambio.
Algo similar a lo que sucede en Ciudadela, donde el colombófilo Joan Camps, no ha dejado que aquel Club avance y de un salto de calidad como merece, y puede. Sus ideas y el orgullo de un hombre, que cuando conocí, parecía peleado con el mundo, son un lastre para un club que podría estar varios escalones más arriba. Una lástima no querer escuchar para crecer. El orgullo es muy mal compañero de mochila.
Le dedicaré un capítulo, porque hay que explicarlo todo para que se entienda. El daño que me han hecho, merece que desarrolle lo que siento.
Regresemos al «corral». Florencio es una persona a la que respeto muchísimo, pero que como todos nosotros, tiene su forma de ser, sus formas, y con el tiempo, o siempre fue así, lo desconozco, no fue del todo claro conmigo. A pesar de todo, siempre me cayó bien.
El primer día que entré en el club lo percibí rápidamente. Siempre tuvo ascendencia sobre los demás. Y él, sabedor de ello, actuaba en consonancia. Florencio, siempre ha sido el líder nato en el club de Mahón, ha mamado la colombofília desde crío. Su padre, como él, también fue un excelente colombófilo. La primera vez que fui a su casa, recuerdo, que fue abierto, y amable, porque él lo es. Tiempo después, me comentó, que parecía que aquel día no me quería ir de su casa. Mi pasión por las palomas fue siempre muy grande.
En aquel triste episodio de los críos, cuando me abrieron el palomar de reproducción, Florencio me regaló una hembra de cinco años, «la Barcelona», que está presente en todo mi cuadro reproductor. Recuerdo que cuando Miss Hellín hizo 1º y único en el día, le regalé un hermano, un hijo de la Barcelona.
Para seros sincero, hubo muchas cosas que no digerí bien, lo llevé mal. No, no fue justo conmigo. Por delante sí, por detrás, …no tanto.
Recuerdo, como hace dos años cuando metí 19 de Baza(récord histórico en la isla) y 5 de Marbella, Jusue me felicitaba en público (yo no estaba en el grupo de WhatsApp), y Florencio le afeó la conducta, porque decía que debía tener en cuanta que yo era un profesional. ¿Queeeé?. Ya sólo me faltaba «leer» eso.
También recuerdo, en la entrega de trofeos del Campeonato de Baleares del 2012 en cuya temporada yo había pasado como un auténtico ciclón, como un compañero de mantel, que comió a su lado, no muy lejos de mi mesa, me dijo: «Ufff que envidia te tienen». Como éstas, hay muchas.
En fin, creo que siempre llevó mal, mis resultados y lo que en el blog escribía, exactamente igual que Pedro. Y eso, les impidió, ver otras cosas. Todos tenemos ego, pero hay que saber gestionarlo.
Año 2010. La temporada se acabó, pero como habéis podido leer, el panorama tenía otras trazas. Ya había «fracturas», que con el tiempo fueron adquiriendo mayor relevancia.
Aunque quedan ocho (8) años para finalizar el relato, creo que llegados a este punto, es justo, y así lo iré desarrollando con el devenir de los capítulos, aclarar, que en la actualidad, y como muestra, pongo de ejemplo el año pasado, volamos tres (3) Bazas (640km), un (1) Almuñecar (770km), y un (1) Marbella (880km). Cinco (5) grandes fondos, que comparado con el único y pírrico Baza que se celebraba hasta el año 2009, se puede constatar el gran salto que dimos.
Tras haber leído el desarrollo de su embrión, la diferencia no admite dudas, es notable. Hablaré de ello en el siguiente capítulo, año 2011, pero el árbol, ya comenzaba a dar frutos.
(Continuará…)
PabS
Mi historia. (Séptima parte). Regreso al pasado.
Tras un espectacular, pero complicado año 2010, decidí tomarme un receso. No volar en el año 2011, vino como consecuencia de muchas de las cosas que habían sucedido, de los esfuerzos por cambiar la mentalidad de algunos, agotamiento y porque no, aliñado con algo de decepción. La decisión estaba tomada.
A finales del 2010, a través de Carlos, hice mi primera subasta, en un portal que él había creado, STARPIGEONS, donde se subastaron palomas de gente muy conocida, como los hermanos Hagens, hermanos Brugemann, Lietaer, el propio Carlos y otros. La mía fue la segunda que más éxito obtuvo, muy cerca de la de los hermanos Hagens, que en aquel momento era la moda imperante en nuestro país. Para alguien, que como yo, estaba asomando la cabeza, la buena acogida de aquella subasta, fue en cierto modo un reconocimiento.
De aquellas palomas que subasté, hice un seguimiento posterior (siempre lo hago), y dieron un extraordinario resultado. Podría enumerar (casi) lo que dieron cada una de ellas.
Pocas semanas después de finalizar la subasta, ya entrados en el mes de Diciembre, de viaje con mi familia hacia las islas Canarias, recibo la fatal noticia del fallecimiento de Carlos. Muy triste. Inesperado, y muy sorprendido. A eso nunca nos acostumbramos.
Recuerdo que mi primera reacción fue de incredulidad. Llamé a su casa para que se pusiera al teléfono y me confirmara que todo había sido un mal entendido. No fue así.
En Canarias pasé muy buenos momentos. Con Rubén, Carmelo, Gustavo Medina, los amigos de Firgas, y otros. Hay que repetirlo algún día. Todo lo que entra por los ojos, enriquece de algún modo.
Tras ese estupendo viaje, llegó el año 2011. A pesar de que no volé, no descansé. Hice mi primer «Mallorca a pelo». Me lleve 60 pichones, y los solté desde Palma (150) km. De uno en uno. Aquello, me llevo toda la mañana. Curiosamente, ese mismo día, mi club soltaba desde Inca (117) km, y la suelta no fue buena. Ya estaban más pendientes de mi, que de otra cosa.
Había ido a Palma de Mallorca, a visitar a mis padres, que por aquel entonces, vivían allí, y de paso me lleve los pichones para seleccionarlos. No había nadie en mi casa para contarme cómo estaba yendo la suelta. Ya casi con el día despidiéndose, hablando por teléfono con mi amigo Xec Meliá, surgió la posibilidad de que éste se acercara a casa para ver que tal había ido. Me llamó por teléfono, y le dio toda la emoción y suspense del mundo. ¡Había 29 palomas¡. Para que os hagáis una idea. El propio Xec había enjaulado con el Club, 10 palomas, y no tenía pluma. Recuerdo sus palabras. Eran una mezcla de emoción y admiración.
Al hilo de ese Mallorca a pelo, un forista (Emilio de Murcia) puso en duda mi resultado de esa suelta. Incluso tuve una conversación telefónica con él, porque mi indignación era máxima. ¡Menos mal que lo puso en duda!. Llevo 7 años haciéndolo, e incluso con mejores % que aquella primera vez. Lo de siempre, la gente escribe, luego piensa. Los hay, como yo, que hacemos cosas «distintas», y muchos, no logran entenderlas hasta pasados unos años.
Al día siguiente, regresó sólo una paloma, y, curiosamente, tiene su propia historia. El 799. Meses antes, había vendido a su hermano de nido, el 800, a Torres, un compañero de Club que comenzaba ese año. De este 800, salen unas cuantas de Marbella, entre otras, el 1º de Marbella social e insular 2016. El 800, paloma puntal de aquel palomar, sin duda alguna. Pues bien el 799, lo volé de este Mallorca a pelo, y posteriormente lo subasté en Mallorca. Paco Llamas me llamó para ayudarles en una subasta, y se lo envié, junto con otras palomas. El caso es que Torres lo compró. El 799 regresó a Menorca. Al darse cuenta, que él tenía ya al hermano de nido, me preguntó si se lo cambiaría por otro. Perfecto le respondí. Así que este 799 lo volé yo en el año 2012. Hizo un 3º social e insular de 520 km y un 2º social e insular de 650km. Pocas, son capaces de lograr algo así. Tras eso, fue vendido con otras dos palomas voladas en Mallorca. Este 799, y 800 son hermanos de Petronio, hijos del 92 y de la Silenciosa.
Abro un breve paréntesis para hablaros de mi amigo Xec Meliá. En el Club, siempre tuve una especial amistad con él y con Loren Ameller. Cuando entré en la sede social por primera vez, recuerdo que Xec, prácticamente no se acercaba por allí. De hecho, me había sido imposible saludarle, y mucho menos conocerle. A mi aquello, me llamó la atención. Recordad que yo estaba en una nube, la de la inocencia colombófila, donde todo es de color de «rosa».
En mi careo y visita con la mayoría de socios para conocerles y aprender de ellos, también toqué a la puerta de Xec. Aunque la gente lo tildaba de raro, especial y conflictivo, yo jamás me he guiado por los prejuicios de los demás. Tengo muy claro como funciona el mundo y las manadas. De hecho, conocí a una bellísima persona. Y desde ese primer día, cuajamos una gran amistad. Entre «raros» anda el juego, pensé años más tarde.
Xec manejaba pocas palomas, pero poseía una línea a la que se la conocía con el nombre del «Inglés de Xec». En una subasta celebrada en Barcelona, muchos años atrás adquirió un pichón más bien feo y raquítico por 18.000 pesetas, que apodaba con el nombre del «Osman», que es una vieja línea de palomas que probablemente hoy ya ni se destilen. La procedencia en concreto era de un señor muy mayor (inglés) que volaba a menudo en la durísima carrera de Palamós. Todo ello sucedió, 10 años antes de mi aparición. Jamás pude ver ni tocar aquella paloma. Xec le crió el primer año sin mucha convicción dada la apariencia de aquel macho, y de ahí salió un pichón que voló gran fondo, y que, como os escribí en otro capítulo, por aquel tiempo, llegaban a la isla, tres palomas contadas. Tener una de ellas, era un éxito mayúsculo. Sucesivamente, cada año, algún descendiente del inglés, lograba sorprenderle en los grandes fondos. Además, eran palomas, que aparecían la tarde del segundo, tercer o cuarto día. No se entregaban. Esto, en aquel tiempo, era simplemente «oro molido».
Al dar mis primeros pasos, aquello me llamo mucho la atención. Y toqué a su puerta. Nos conocimos y tras un par de horas de charla, salí de allí con una pequeña caja de cartón, con dos palomas, de su línea, en su interior. Otra vez, como un niño con zapatos nuevos.
Y tras eso, fueron interminables las charlas que mantuvimos sobre lo que nos apasionaba. Aquello se prolongó durante quince años. Él vivió, toda mi explosión, feliz por observar como un «pipiolo» estaba marcando una época, cambiando su mundo. Uno que parecía que toda la vida había sido el mismo, uno que parecía inalterable.
Hace dos años, el bueno de Xec dejo de volar, y yo espero que algún día, se lo piense de nuevo, y regrese, porque la colombófila entre amigos, es más bonita. Todos tenemos nuestras circunstancias. Xec vivió de todo en el Club, bueno y malo, y a pesar de que todos amamos este deporte, hay aspectos que resultan agotadores, especialmente los que tienen que ver con lo social.
Antes de cerrar el capítulo Xec, y como en esta historia soy cien por cien sincero, debo añadir que en ese 2011, volé 15 palomas a nombre de Xec. Me explico, yo era socio, pero había decidido no volar ese año, pero en el último momento, hablando con Xec, surgió esa posibilidad. Él las apuntaría a su nombre, pero yo las volaría en casa. Sin más intención que volarlas a la sombra, sin necesidad de luchas por cambiar el mundo. De ese modo, aprovecharía para enjaularlas en algún Mallorca, cosa que hice, y, claro está, cribar. Esto, no estuvo bien seguramente, pero como siempre, los hubo que trataron de tergiversar las cosas. También aprendí de ello. Si cuento todo esto, es porque si me vacío en toda esta historia es para que entendáis todo el relato en conjunto.
Ya de nuevo en aquel 2011. Tras los progresos del 2010, el 2011, fue simplemente un año para olvidar. Regresamos al pasado a la velocidad de la luz. Calpes malísimos, con una sola paloma comprobada (la madre o el padre era de mi línea), un Baza, donde también sólo regresó una ejemplar, y para colmo, a falta de dos sueltas para el final de la temporada, decidieron anticipar el final de la misma sin realizarlas. ¡Que desastre!.
Viendo el panorama, desde la distancia, de alguien al que le importaba todo lo conseguido hasta la fecha, aquello fue muy decepcionante. Volvíamos a empezar.
(Continuará…)
PabS.
Mi historia. (Octava parte). Un año mágico.
Tras unos días de vacaciones fuera de la isla, retomamos el relato.
…y así fue como llegamos al año 2012, uno mágico por muchas razones. Esa fue, en conjunto, y si se contempla desde un punto de vista competitivo, mi mejor temporada. Para acabar de pulirlo, a finales de año, fui padre por primera vez. Inolvidable.
El calendario decía que estábamos en un mes de Enero. Tenía un equipo de treinta (30) animales cribados del año anterior desde Palma, y mi intenciones eran claras. En Enero iría a seleccionar la mayoría de pichones a Mallorca.
Los Incas con el Club, comenzaban en Febrero, así que todo estaba medido. A través de Paco Llamas, pude realizar esta selección. Le envié las palomas a Algaida a través de MRW. Unas 70. Él las fue soltando de 10 en 10 (por jaulas), y apuntando los números de anilla, para que pudiera comprobar sus llegadas.
Generalmente cuando van por primera vez con el Club, ésta, es una suelta en la que las palomas tardan casi dos horas. Cuando repiten, lo hacen en hora y media, hora y tres cuartos. En solitario, muchas veces, es otra historia.
Todo estaba preparado para que llegaran. Las manecillas del reloj avanzaban, primero muy lento, esperando la llegada de alguna, y, cuando la cosa se torció, vertiginosas, muy muy rápido.
Habían transcurrido ya casi 4 horas de vuelo, mis ojos trabajaban a destajo, y no, no había llegado ninguna paloma. Para que negarlo, estaba preocupado. Pensad que ir sólo a Mallorca uno se juega la temporada, vas sin colchón, y si sale mal, se acabó. Aunque mi alma de seleccionador es como es, eso no quita que los tuviera de corbata.
Tras muchas idas y venidas, estaba dándole vueltas a cosas en mi cabeza, y de repente, en un abrir y cerrar de ojos, llego un grupo, de 6 ó 7 palomas de la nada, bien picadas, desde muy alto. ¡Buenoooo, me dije!. A partir de ahí, fue un sufrido goteo, que se alargó durante todo el día. Con los últimos rayos de sol, tenía la mitad de lo enviado. Satisfecho y contento por una bonita jornada colombófila. Buen equipo.
A la mañana siguiente, me acerqué al palomar y oh, ¡sorpresa!, y mayúscula además. Alrededor del sputink , había 11 palomas, muy pegaditas, con el traje de dormir, y empapadas por la humedad de la mañana. O bien habían llegado de noche, o muy temprano . Por su aspecto, me atrevería a apostar que llevaban horas posadas ahí, pero nunca lo sabré. Aquello, fue un subidón en toda regla. Al final de aquella increíble jornada debí acabar con casi 50 palomas, alguna menos quizá. Tan sólo había quedado sin mover un reducido grupo de muy tardíos, a los que no me había dado tiempo de arrancar en aquel Mallorca a pelo.
Ya con el Club, en todos los Incas (Mallorca) que realizamos, no perdí ni una sola paloma, ni tan siquiera los que no habían sido seleccionados previamente. Todo fue a las mil maravillas.
Aquel inolvidable 2012, me salí del mapa literalmente. ¡Marqué 69 palomas desde la península!. Una orgía colombófila. El hecho de manejar mucho adulto, no castigado emocionalmente del año anterior, provoco muchos primeros premios. Este detalle, es algo que tengo claro, pero que no he vuelto a hacer más, porque no fue nunca una prioridad.
Recuerdo un Sangonera (520km) donde marque 15 palomas en el día de 23 enjauladas, récord histórico en un fondo, logrando un 1º, 2º, 3º, 4º, 5º, 6º y 7º, y 9º…Social e Insular. El resultado en cuanto a llegadas, a nivel de club, fue del 35%.
Un Baza (650 km) con 7 de 12 enviadas, otro con 6 de 14 enviadas. En uno logro un 1º, 2º, … en el otro con 1º,3º, etc…
Tened en cuenta, por ejemplo, que en uno de esos, Bazas, el Club de Ciudadela no marcó, ninguna paloma. En Mahón fueron sueltas alrededor del 20% .
La temporada estaba siendo mágica. A título personal, sólo Mir me seguía, y muy de lejos en todos los sentidos. Una apisonadora.
A pesar de semejante demostración de fuerza, y de ir en todas las clasificaciones primero, llego la última suelta, esa en la que se deciden siempre las cosas, esa que me ha negado algunas veces un botín que bien tenía merecido. Las normas, los números, las clasificaciones, su forma de medirlas. Ganar siempre es difícil, es más, puedes acabar perdiendo, siendo inmensamente mejor. A veces pasa.
El día amaneció con aires históricos para mi. Me las prometía felices. Suelta de 520km que se preveía dura, como así fue.
El día se me hizo muy largo. Sobre las 18 horas de la tarde, no lo recuerdo con exactitud, llegaron dos palomas juntas a Pedro. Y nada más en el día en toda la isla. Me sentí triste. Aquella noche, no pude dormir.
A la mañana siguiente, café en mano, renací de mis propias cenizas, y trate de darle otro enfoque.¡Que remedio.! Una sola paloma me daba todos los campeonatos de la isla, y si marcaba tres, algo impensable en ese momento. La gloria, los regionales y nacionales, estaban muy cerca, pero tan lejos al mismo tiempo. En aquel momento, era una prioridad absoluta para mi.
Había realizado una temporada sublime, pero necesitaba esa paloma. Sobre las 9 de la mañana merodeaba el palomar. Estaba dentro, ya más nervioso que al despertarme, y volví a escuchar ese mágico zaaaaas de las uñas de una paloma al posarse sobre la uralita. Me quedé petrificado, escondido junto al reloj. Inmóvil, siete, ocho, nueve segundos que parecían horas, esperando ese sonido tan apreciado por nosotros. Y llego….¡un piiiiiiit!.
«Lágrima», hija del 77, acababa de llegar. Aquella paloma me hizo llorar de la emoción. Imposible contener aquel caudal de emociones encontradas.
Sobre las 11, otra más, y al medio día, marqué a Granito. Tenía tres (3), dos (2) de ellas designadas. A día siguiente, llego otra más, y designada, y casi cerrando el tercer y último día de concurso marque a España, otra designada más. Tenía 5 palomas, 4 de ellas designadas, de diez que enjaulé. Ciudadela no marcó, y en mi club la mayoría, tampoco. Había 10 palomas en la isla en tres días de control, de las cuales, 5 eran mías. Todo ello resultó, simplemente, mágico. Un cuento de hadas colombófilo que no pude compartir con Carlos, fallecido dos años antes.
Ese 2012 volamos, por primera vez, tres grandes fondos, y en ellos marqué la friolera de 16 palomas, que fue algo increíble, números inalcanzables incluso hoy, para el 99% de los colombófilos de la isla.
Llegados a este emotivo punto, tenemos que parar a explicar algo, que exige remontarse al verano de 2011. Sólo así se entenderá la historia en su conjunto.
(Continuará…)
Mi historia. (Novena parte). Conseguimos cambiar el rumbo.
Aquel verano de 2011, unos cuantos meses antes de que mi año mágico fuera tomando cuerpo, justo aquí, donde estoy sentado y os escribo estas líneas junto al fuego de mi chimenea, un día cualquiera del mes de Julio, le comentaba a mi amigo Xec lo que, con un poco de ganas, podríamos hacer.
Los envíos de Mrw en aquel momento rondaban los 16 euros. Nada de peso volumétrico como ahora. El envío en una jaula de las grandes, de las azules, 16 euros. Aquello era un «chollo» que no podíamos desaprovechar.
Os recuerdo los problemas que habíamos tenido en el 2010, con la mentalidad y resistencia de algunos. Pero lo logramos, volamos dos grandes fondos la misma temporada. Desafortunadamente, la línea a seguir en el futuro, no estaba nada clara. Demasiados intereses encontrados. Recuerdo incluso como Mir me dejo caer un día, la posibilidad de montar un Club nuevo. Él también necesitaba cambiar todo aquello. Seguir en el pasado ya no era una opción para casi nadie. En todo este proceso, lo cierto es que Pedro y yo fuimos de la mano. Lo que pasó después , lo desvelaré en próximos capítulos.
Mi idea fue la siguiente. Unos cuantos, los que quisieran adherirse al nuevo plan, volaríamos con el club, como siempre, pero una vez superados las Ibizas, organizaríamos Bazas, tres, cuatro, los que fueran, para disfrutar de lo que realmente nos apasiona. No era nada descabellado. Así, de este modo se trataba de que cada uno hiciera lo que más le gusta. Nadie perdía.
En lo personal, me encanta, (encantaba) competir, pero me apasionaba más si cabe, disfrutar de las grandes carreras, aquellas citas señaladas en el calendario como imperdibles. Resumiendo, una vez preparadas las palomas, ya con velocidades bajo sus alas, organizaríamos todos los Bazas que nos fuera posible. Si había que sacrificar campeonatos, sin problemas.
A las dos semanas de este proyecto de idea, me telefonea Pedro Mir, y me dice que se le ha ocurrido algo. ¡Vaya por Dios, pensé, al escuchar su novedosa idea!. ¿Qué me dijo?. Exactamente lo que os acabo de comentar, pero a nivel de Club. Para seros sincero, me daba lo mismo a quien se le hubiera ocurrido. Tampoco íbamos a patentarlo, pero pensé, mejor, mejor que se le haya «ocurrido» a él. Así se hará seguro, y no había necesidad de ir paralelamente al club. Creo que me habéis leído perfectamente entre líneas.
Así fue como se gestaron los tres (3) Bazas que realizamos en el 2012, y años siguientes. En el 2015 se añadió Marbella (880km) al calendario, y como os dije en otro capítulo, el pasado 2017, tres Bazas, un Almuñecar (770km), y un Marbella.
Amigos míos, logramos colocar tres (3) bazas en el calendario, algo impensable tan sólo dos años antes. Hubo un «pero»(siempre lo hay), y es que sólo uno de ellos, y no dos como en el 2010, valdrían para el campeonato. Pedro Mir se invento el supercampeonato, en el que valían todas las sueltas de la temporada como medida para contrarestar a la oposición .
En definitiva, logramos ubicar esos tres Bazas, pero sólo uno era el oficial. Florencio fue uno de los grandes opositores a todo esto. De hecho, lo curioso es que los puntos obtenidos de esos dos Bazas no puntuaban, pero en cambio los kilómetros que recorrían las palomas en esos especiales, sí lo hacían para el campeonato As paloma. Jamas entendí eso. Así fue como SANBA (hija del «77» y medio hermana del 92, padre de los Petronios), 1º social e insular de 520km y 1º social e insular de 640km, algo realmente complicado de lograr, se la aparto del premio que merecía. De todos modos, debo decir que si hubieran computado todas las sueltas, tenía palomas más voladas, como después veréis.
La paloma que se llevo el As paloma, había volado un Baza especial, no valedero para el campeonato, pero al mismo tiempo esos puntos obtenido por esa paloma no valían para el dueño. Era una forma de poner palos a las ruedas. Los cambios, cuando la gente cierra las puertas, son pequeños progresos, diminutas victorias que te acaban conduciendo a la victoria.
Mi sensación es que estábamos rompiendo el cascarón, pero, madre mía, lo que estaba costando «abrir mentes».
En el anterior capítulo, lo dejamos, cuando Lágrima (hija del «77»y medio hermana del 92, padre de los Petronios) acababa de llegar, trayendo consigo la gloria al palomar.
Siempre digo, que lograr un Campeonato de Baleares, en el que estén incluidas sueltas desde la península, y lograrlo desde la isla de Menorca, es el mayor logro de mi carrera deportiva. Nada que ver con nacionales, donde realmente es relativamente sencillo acceder a ellos. Si en tantos años no había pasado en Menorca y a día de hoy, no ha vuelto a suceder, es porque hablamos de una dificultad supina. ¿Os imagináis en Canarias, un campeonato Regional ganado por alguien de la isla de la Palma?. Pues eso.
Esto es simplemente una medalla, que guardas en un cajón, de hecho, el trofeo es precioso, y es de los pocos que conservo. Le tengo mucho cariño, y yo en este aspecto, no soy nada materialista.
Podría haberlo logrado sin haber «roto» registros ni récords ni nada por el estilo, por lo tanto, lo que quedará, es mi forma de entender este deporte, del cómo prepararlas, y de mi forma de seleccionar animales superiores. Al final, son las palomas, la línea que uno mismo esculpe, lo que merece la pena en todo este maravilloso esfuerzo.
Os dejo con una fotocopia que he encontrado rebuscando papeles para que os hagáis una idea de la esencia de la gesta. Este listado corresponde a las palomas más voladas en aquel 2012, el AS paloma social de toda la vida. De entre las primeras 25 palomas más voladas, 16, son mías. Esto es algo simplemente salvaje.
Aquel año Mir y unos cuantos me doblaban en numero de palomas al comenzar la campaña, pero nada me podía parar.
En la primera página de las primeras 18, 12 son mías. O entre las dos hojas, de las primeras 51, 20 son mías. Siendo objetivo, es algo brutal.
Entre otras cosas, porque hubo más, obtuve:
CAMPEON absoluto Social, CAMPEON absoluto Insular, CAMPEON de Fondo Social, CAMPEON de Fondo Insular, CAMPEON DE ESPAÑA INSULAR DE FONDO, 4º en el CAMPEONATO DE ESPAÑA INSULAR DE VELOCIDAD, 3º en el CAMPEONATO DE ESPAÑA INSULAR DE MEDIO FONDO, SUBCAMPEON NACIONAL DE SEGURIDAD INSULAR, 4º AS PALOMA NACIONAL DE FONDO, 4º PRESTIGIO NACIONAL INSULAR DE FONDO DE DOS AÑOS, 3º PRESTIGIO NACIONAL INSULAR DE FONDO DE TRES AÑOS , 3º COPA S.A.R PRINCIPE DE ASTURIAS, 3º CAMPEONATO REGIONAL DE VELOCIDAD (desempatado con el 2º por coeficiente), 4º CAMPEONATO REGIONAL DE MEDIO FONDO, CAMPEON REGIONAL DE FONDO/GRAN FONDO, CAMPEON REGIONAL de BALEARES «»ABSOLUTO»», etc etc…
Y para concluir, y es algo con lo que me he tropezado hoy, rebuscando y volviendo a vivir aquellos meses a través de documentos y emails del pasado, pero creo que es importante añadir, para entender en cierto modo la película, y poco a poco ir dándole forma a la historia y a su final.
Email de Jusue enviado al resto de socios en el año 2012:
«Será para unos pocos y más, si más de la mitad pasa de todo».
No obstante a mi lo que me preocupa es que la gente ( son pocos ) hablen mal de algún compañero por algún motivo y si no lo tragas o eres amigo del que te lo dice tanbién lo das por bueno sin estar presente el afectado que se podría defender .
Hay que oír siempre las dos partes afectadas y sacar conclusiones y veríamos cómo la mayoría de las veces no es culpa de uno sino de dos o más .
Cuando haya un buen rollo en el Club volveré , mientras tanto no quiero perder el tiempo y oír cosas que no quiero oír . SI voy contento al Club y regreso a casa triste , hay algo que va mal y por supuesto no hay buen rollo ….
Las personas de buen hacer deberían cortar las conversaciones negativas hacia algunas personas y parar ese vicio.
No hace mucho se volvió a hablar mal de una persona que aprecio mucho y la verdad es que creo hay mucha envidia y no aceptamos que alguno de nosotros veamos algo añadido que el resto ni había caído en ello estos más de 50 años de colombofília menorquina .
Las palomas las tenemos para hacer buenas amistades , no para hacer grupitos que no se tragan entre ellos» .
Sigue haciendo mucho calor , Juanjo Jusué.
(Continuará…)
PabS.
Mi historia. (Décima parte). El descanso del guerrero.
La temporada 2012 tocó a su fin. Momento de tomarme un largo descanso. El origen del mismo lo hallamos en el nacimiento de mi hija Maya a finales del mes de Octubre. Las palomas pasaron a un tercer plano.
Tomarme un receso habiendo tocado la gloria no era un plato de fácil digestión, pero, ¿por qué no admitirlo?, el desgaste también había sido mayúsculo. No ya sólo por volar y competir, sino especialmente por el inmenso caudal de energía que suponía cambiar las cosas. Era el momento perfecto para decir hasta luego. Y así fue.
En el año 2013, no estaba para «Mallorcas a pelos», ni para nada por el estilo. Aquel frío mes de Noviembre me encontré en casa cuidando un bebé recién nacido. Toda mi energía y sus reservas, estaban centradas en lo más importante que me ha sucedido jamás en toda mi vida. El gran milagro de la naturaleza.
2013 fue una temporada atípica. La seguí desde la distancia, y fue probablemente, la más prolífica de toda nuestra historia. No me puedo imaginar si ese año hubiera volado, la de palomas que habría marcado. Creo que me habría aburrido mucho, ya explicaré mis razones.
Una cosa era evitar días malos, y otra, en lo que estaba comenzando a convertirse aquello. Cuando vamos a comer a un Buffet, gestionar nuestra panza tiene su dificultad, pues es muy fácil no medir nuestra propia capacidad de engullir. Somos muy optimistas cuando vemos tanta variedad de platos. Si además, llegas con hambre, como nos sucedía a nosotros, pasa lo que pasa.
Para hallar una temporada de tantas marcadas a nivel colectivo, en realidad se amontonaron varios factores. El club ya había comprendido cual era el camino, y todo el esfuerzo de unos pocos acabo cristalizando en el resto. La unanimidad estaba muy próxima, y la mayoría sacaba las palomas del palomar casi cada semana, y al mismo tiempo, y con un peso absolutamente decisivo en el devenir de los acontecimientos, fue un año en lo meteorológico, extremadamente bondadoso. Cabría añadir un tercer factor, que paso a desarrollar para la comprensión del capítulo.
En el Club la piedra angular sobre la cual discurre el funcionamiento del mismo tiene nombre y apellidos: Pedro Mir.
Hasta ese año 2012, desde la sombra, me había encargado de ayudarle en todo lo que a lo meteorológico se refiere, y a otras cosas, como algo tan sumamente importante como lo ideologico, o mejor aun, los resultados. Algo sólido en lo que apoyarse. Antes de creer, hay que ver.
La ardua búsqueda del buen tiempo se convirtió en algo obsesivo. La decisión siempre correspondía a Pedro, pero formabamos un binomio muy apañado. Seguir la evolución del tiempo, en el contexto en el que nos encontrábamos, era muy intenso.
Aquí debo destacar la inmensa labor que Pedro hizo en muchos sentidos. El problema vino después, y en eso, la historia del mundo tiene mucho que mostrarnos. Cuando el poder ejecutivo, legislativo y judicial, acaban recogidos en la misma persona, ésta acaba por vivir en una burbuja. Si no hay controles, comienzan los excesos. Esto, es aplicable en cualquier área de la vida.
Ese 2013, Pedro, no tenía mi contrapunto, e hizo lo que le vino en gana, y aquello fue creciendo. Búsqueda indiscriminada del poniente (viento del Oeste) sin rubor alguno. En el equilibrio reside el éxito. Hasta tal punto fue bien la temporada, que hasta se organizaron varios Calpes fuera de concurso, Calpes (400km) de entrenamiento. ¡Ver para creer!. Aquello fue irreal, pero se vivía un momento extraño. En el último Calpe de entrenamiento la castaña fue de consideración, vinieron poquísimas palomas. No todo vale, y el respeto al mar no se debe perder jamás.
El final de temporada fue duro, como siempre acaba siendo. Que fuera una temporada más sencilla, no significa que no hubiera sueltas complicadas. Al final, claro que las hubo, pero en su conjunto, jamás han regresado tanta paloma, como en aquella temporada.
Seguí su desarrollo a través de Torres. Éste había formado su cuadro reproductor basado en mis palomas. De hecho al año siguiente, 2014, volamos en tándem, pero ello corresponde al próximo capítulo.
Continuemos con Pedro. Cuando un club tiene a una persona como él, todo es más fácil. No soy de inventar o mentir, eso lo dejo para otros. Al César lo que es del César. La labor de Pedro fue brillante. ¿El problema?. Ni más ni menos que la ausencia total de control. Algo que fue creciendo en el tiempo. La misma persona decide el día que se enjaula, suspende sueltas en el mismo día, incluso varias veces en cuestión de horas. Ya no hay control. Barra libre. Se llego (este año también) a inventarse sueltas que computaban, que ni estaban contempladas en el calendario. Lo malo es que se nos informaba una semana antes de que ésta tuviera lugar.
Cuando esa información sólo es manejada por la misma persona, y puedes llegar a estar parado más de 15 días sin una razón de peso. Cuando tus intereses personales son más importantes que los del colectivo, cuando te aprovechas de esa información, y la moldeas a tu antojo, y aun peor, proteges esa situación de privilegio con mentiras y calumnias. Ahí, comenzamos a tener un serio problema. Cuando tu propia ego te impide ver la realidad. Cuando enjaulas en el momento adecuado porque ya las tienes acostadas sobre huevos, y los demás, esperamos y esperamos, sin saber nada, ni tan siquiera que suelta realizaremos la semana siguiente, es cuando, uno se da cuenta, que hasta aquí podíamos llegar. Cuando decides retrasar una suelta, porque las tienes bajo tratamiento…y un largo y copioso etc.
La información debe ser pública, o al menos compartirla con los demás de alguna forma. Cuando a mi me tocó estar en el otro lado de la barrera, muchos compañeros se enteraban por mí, en lugar de por los habituales cauces sociales. No, no había WhatsApp.
Puede parecer una soberana estupidez, pero un colombófilo, tiene que poder organizarse. No estoy hablando de que dispongas de toda la información al minuto, y menos en vuelo marítimo, donde los días «medio malos», simplemente no regresan palomas, se trata de poder saber si el Domingo habrá un 270km (Ibiza) o un 650km (Baza), o peor, si habrá triplete, doblete o vaya usted a saber.¿ Cuál es la próxima suelta del calendario?. Algo tan simple como eso.
Y llego un momento, en que esto fue del todo imposible. La segunda parte de la temporada se suele transformar en una desorientación total, un kaos bien medido, en el que algunos están muy cómodos, y el resto sufre viéndolas venir.
El calendario era Pedro, sólo él manejaba el tempo. Obviamente esa fue una de las razones por la que para mi, los campeonatos dejaron de ser una prioridad, porque en cierto modo, estaba muy manipulado, muy manoseado. Muy injusto todo. Al final, uno se adapta a todo, y sí, podía vivir sin competir, pero no a lo que vino después. A ver , todo, tiene un límite. Y el mío, llegó unos años más tarde.
Dije en uno de los capítulos anteriores, que aquello de la búsqueda del buen tiempo, tratar de evitar los días malos, cribar los días de suelta en definitiva, sin distinción de si caían en Lunes o en Sábado, era algo imprescindible y necesario en ese momento. Volar en Menorca toda la vida había sido durísimo. Veníamos de las tinieblas, de 70 años de oscuridad. La isla necesitaba aquello. ¿Qué cambió?. Eso también lo desarrollo en otro de los años que siguen, porque debe entenderse en el momento preciso.
(Continuará…)
Mi historia. (Decimoprimera parte). El año del tándem.
El 2014 fue el año del tándem. En esta vida hay que tratar de aprender de cualquier experiencia. Volar en otro lugar, otro palomar, otras circunstancias, fue sin duda una oportunidad para expresarme en un entorno muy diferente, a conocerme, a explorar otros límites. Me lo tomé como eso, como una prueba personal y deportiva.
Torres se inició en el 2011, venía del mundo de los buches, pero de mensajeras estaba verde, muy muy verde, pero como es espabilado, rápidamente pregunto quien era el mejor, y llegó a mi. Irme por las ramas, sí sería mentir.
Me compro un lote de palomas, luego otro. No sólo fui totalmente honesto con lo que le vendí, pues se llevo palomas extraordinarias, sino que además le ayudé a arrancar. Instalaciones, palomas, manejo. Comenzar así no tiene precio. Se ahorró años. Y eso, se noto en sus resultados rápidamente. Su estreno en el 2011 había sido terrible, para olvidar, como la de todo el Club. Le costó hasta marcar desde Ibiza.
En el 2012, ya con mis palomas, y sobre todo, con mis consejos, en el primer Baza que tuvimos, Torres marcó 4 de 4, y 3 de aquellas palomas eran «puras», hijos de las parejas que me compró. También le dije como cruzarlos entre ellos. El 2012, luego se le fue complicando. Los comienzos de un novato están siempre repletos de dificultades.
Fijaos en la diferencia de cuando comencé yo, y la ley de los 7 años, y cómo lo hizo él. Todo el enorme trabajo que algunos hicimos, cristalizó en todos aquellos que a partir de entonces se incorporaron al Club. Y porque no decirlo, no es lo mismo empezar sin ayudas, que con alguien que te ayuda de verdad.
En el 2013, y os recuerdo que ese año no volé, esperaba las palomas de concurso en su casa, y él ya ponía en práctica todos mis consejos. Acabo como un toro en sueltas como un Baza (650 km) del 8%, marcando tres palomas, dos de ellas mías, y siendo el colombófilo que más palomas marcó del último Sangonera (520 km) muy jodido. Cualquier duda, cualquier nuevo movimiento, mi teléfono estaba a su disposición cuando él quisiera. Ahí fue surgiendo una amistad, y la posibilidad de asociarnos el año que le seguía, el 2014.
Toni estaba encantado con la idea, pues era una oportunidad única de aprender. Y en aquel momento, para mi fue una solución. Algo nuevo que probar.
Torres era un tipo que manejaba en verano unas 300 palomas. Aquello era nuevo para alguien como yo, y adquirió ciertos tintes de locura . Tenía muchas palomas mías, pero también un infinito surtido de palomas de mil orígenes. Todo un reto, por la magnitud del palomar, y el desconocimiento del entorno.
Nos sentamos, y le sugerí como deberíamos hacerlo. Nos repartimos el trabajo, y compartimos algunos sábados, y sobre todo, los días de suelta. Creo que los tándems si hay bueno rollo, o ganas de trabajar en equipo, son una excelente opción. Si van surgiendo asperezas y fricciones, entonces, mejor dejarlo. Conozco tándems donde hasta el hijo se enfada con el padre y viceversa.
Esta alianza fue vista como una amenaza en toda regla para los que movían los hilos en el Club (los de siempre), o al menos así fue interpretado tan inusual enlace. No, no tenía esos pensamientos tan oscuros. Venía de hacer historia en el 2012, mi única intención era poder disfrutar de las palomas tras una año sin hacerlo.
Les intimidaba los recursos de Torres, guiados por mi mano, y la contundencia y fiabilidad de mis resultados. Hicieron todo lo que fue posible para que aquello acabara mal, y lo consiguieron. ¿Cómo? Bien, esto fue relativamente sencillo. No iba para nada por el Club, porque me había dado de baja. Me negaba a pagar por nada. No era un buen momento para mi, y cada euro contaba, por otra parte, las fricciones ya eran evidentes.
En mi ausencia, los días de enceste o de apertura de relojes, lo «machacaban», haciéndole ver que él era el peón y yo el jefe. Sabían como hacerlo. Personalmente nunca lo vi así, porque, de hecho, no fue así. Obviamente hacíamos lo que yo decía, porque como he dicho, y es del todo lógico, él estaba verde, y la idea era hacer un buen papel, y de paso que se fuera aprovechando de mis enseñanzas. ¡Queríamos ganar!
A mi, me llamaba la curiosidad, como nos desenvolveríamos con tanta paloma de origen tan diverso. ¡Parecía un Derby! Debo decir, que en el verano de 2011, incorporé unos pichones a su cuadro de vuelo, con la intención de reforzar aquello. El reto era interesante y me motivaba.
Y así comenzó la temporada, y lo hizo mal. Nos entró la viruela en pleno mes de Dicimbre/ Enero. Nunca antes la había tenido. No habíamos vacunado, porque al manejarme en un entorno nuevo, uno tiene la cabeza en muchos sitios. Poner orden en aquel palomar no fue cosa de dos días. Cuando llegué, encontré muchas de las cosas que le había aconsejado, pero también otras, que había que erradicar con celeridad, como coger las palomas con un salabre, o tirar cohetes para que volaran.
Volvamos al lío. Salvado ese percance, la temporada comenzó «torcida». Un Inca de unas 900 palomas, sólo llegaron 18 en el día. Las jornadas que le siguieron fue un goteo, pero no se superó el 25% en la suelta. Nuestras palomas salían de un virus como es la viruela, pero aquello no fue una excusa. Fue una suelta muy mala, y nos cogió con el pie cambiado.
En ese momento mi labor «vigilando» el tiempo meteorológico con Pedro seguía su curso, pero cada vez menos. No obstante nuestra relación seguía siendo buena.
El 2014 fue una temporada que nada tuvo que ver con el espejismo del 2013. Los Calpes por ejemplo, fueron del 15/20 %, sueltas de 500km del 18%, y Bazas duretes. Los inicios fueron difíciles. Y para mi en concreto, designar se convirtió en una locura. Escoger entre casi 300 palomas que no conocía. Designar para un Ibiza, un Calpe y un Baza el mismo fin de semana, teniendo que coger muchísimas palomas, y con tan pocos datos, como su historial, o su estado de forma, fue un reto.
Esos días de enjaule, me metía en el palomar encerrado en aquellas cuatro paredes, y acababa exhausto. Las metía sin ayuda de nadie en las cestas. Enjaules de más de 100 palomas. Tenía por aquel entonces mis caderas ya más que jodidas, para que negarlo, fue agotador. Más tarde llegaba él, y se las llevaba al club. Él no entendía que esos días de enjaule estuviera horas metido en el palomar. La ignorancia del que empieza. Ante aquella avalancha de palomas, y con tan poco tiempo en el palomar en el día a día, había que tener los ojos muy abiertos. Yo volaba las hembras al medio día, y él los machos por la tarde.
Las buenas noticias es que logramos que las palomas volaran como nunca lo habían hecho allí. Un auténtico espectáculo disfrutar de su vuelo. Lo recuerdo muy bien. Un bando tan grande con aquella fuerza. De hecho jamás le han vuelto a volar así. Torres disfrutaba como un enano, y yo estaba satisfecho en ese sentido, porque lo habíamos conseguido.
¿Las malas noticias? Que al cuadro reproductor le faltaban varios hervores y un mundo y medio de selección, y como consecuencia de ello, en muchas sueltas, llegaban las buenas, las que necesitábamos, pero otras no lo hacían, por falta de calidad. Todo eso, en mi palomar no sucedía ni en la misma medida ni proporción, y podía encender alguna duda, especialmente en él. Debíamos tener calma, pero me resultaba realmente complicado convencerle de ello. Convencerle que esas pérdidas eran necesarias para un hipotético triunfo final.
Poco a poco fuimos subiendo en la clasificación. En el mes de Marzo ya estábamos situados entre los 4 primeros, muy cerca del «bacalao». Todo por decidir en la recta final del campeonato, y con todas las posibilidades intactas.
Como os comenté antes, nuestra relación se fue deteriorando, en gran medida porque a él, lo torturaron hasta que gritó (es una forma de hablar), y comenzó a hacer lo que los demás. Tener dos caras. Y eso es algo que llevo mal, muy mal. Quizá porque no soy así y no me entra en la cabeza.
Algunos amigos en el Club me advirtieron de lo que estaba pasando, de su nueva actitud, y finalmente decidí dar por concluida la temporada. Se acabó. Me hubiera ido algunas semanas antes, pero me daba rabia hacerlo, porque había colocado a las palomas en un estado de forma perfecto para «dar la puntilla». Me las había trabajado. En el palomar de vuelo en una inmensa mayoría, sólo había ya buenas palomas. Se habían perdido las «tontas», y ahora se trataba de ver resultados, de recoger frutos.
El día que me fui, era el día del enjaule de Sangonera. Las palomas ya habían sido escogidas, pero yo ya no volví nunca más a aquel palomar. En esa suelta, hicimos un 10/10, algo que no sé si ha sucedido en alguna ocasión en Menorca en un fondo. Quedaban 4 carreras, pero el trabajo ya estaba hecho, tanto en su preparación, como, y no menos importante, en su selección. Tuvimos que perder muchos animales para llegar a esa situación. Esto le costó mucho entenderlo como dije antes, pero con el final que tuvo, creo que lo entendió, vamos, vaya si lo entendió.
Torres acabó como brillante Subcampeón Absoluto Social e Insular, Subcampeón Nacional Insular de Seguridad, y algunos premios más que no recuerdo, creo que también Campeón de fondo. Y en el Social perdió por la diferencia más corta de toda nuestra historia colombófila. Media nariz. Jamás se había visto en esa zona noble. De todos modos, en mi opinión, un auténtico éxito.
Él se llevo la gloria, yo los «palos».
Después de eso, de lo aprendido, de lo visto, los años siguientes ha mezclado sueltas buenas con otras malas. Indudablemente tiene palomas para los fondos, pero le falta solidez y selección. Supongo que la adquirirá con el tiempo, … o no.
Así da gusto, empezar con buen pie y con alguien que te conduzca por la puerta correcta. Él aprendió muchas cosas, pero yo también. Mi sensación es que la gente, en general, es desagradecida.
La historia del tándem acabó en enfado, pero años después, porque no soy una persona rencorosa, y él tampoco, hicimos las paces. Detesto, aunque parezca lo contrario, todo lo que tenga que ver con conflictos, pero llevo aun peor, que la gente haga gala de una hipocresía enfermiza, y, como todas las personas «normales», soy de los que el tiempo le ayuda a limar asperezas. Lo contrario, sería terrible.
¿Que me molestó de él? Lo que echo de menos en muchos. Falta de personalidad, y dejarse llevar por lo que dicen los algunos, pero especialmente que se dejara «adoctrinar» y mintiera por detrás, sobre mi, o sobre mis palomas, una vez roto nuestro vínculo. Básicamente porque eran mentiras tras mentiras. Yo había estado y «mamando» aquel palomar, ayudándole de verdad, de corazón.
Mis palomas eran base indiscutible en él. De hecho, ha marcado los dos últimos años de Marbella con esas palomas, con un magnífico 1º de Marbella Social e Insular 2016, con un descendiente de un Petronio que tiene, el 800, hermano de aquel 799, del que os conté su historia.
No le guardo rencor, simplemente fue un capítulo más en mi vida deportiva.
¿Qué habría sucedido si aquello hubiera tenido continuidad?. Probablemente ese palomar se habría instalado en lo más alto bastante tiempo, pero como dije antes, aquel enlace fue visto como una seria amenaza.
En definitiva, lo pasé muy bien aquel año, pero también descubrí lo difícil que es volar en tándem. Aprendí que, tal y como logro cada año en mi casa, en otras circunstancias más adversas, también fui capaz de ponerlas en en un estado de forma fantástico.
Quedan 4 capítulos para finalizar.
(Continuará…)
Mi historia. (Decimosegunda parte). El regreso.
Y, parte a parte, vamos llegando al final. Hoy nos toca abordar el año 2015. El panorama estaba cambiando. Tal y como os comenté antes, los años 2013 y 2014 me había dado de baja, pero no por nada especial, sino por ahorrarme los casi 300 «euracos» que estar federado me suponían durante ese tiempo. Por lo tanto, esos dos años, Torres me consiguió anillas para que pudiera criar. Ya a finales de Enero, cuando nuestra relación no estaba todavía deteriorada, comienza a recibir llamadas, de alguien supuestamente de Mallorca que no se identifica, sugiriéndole y amenazándole para que me hiciera devolver las anillas correspondientes al año 2014, que todavía no había usado. Algo, que desde luego, no hice.
Por aquellos meses hice una subasta en la web de Ledesma (Canarias) . Y hubo cierto movimiento por evitarla, dado que esas anillas 2013, no las había obtenido siendo socio. Todo aquello, teniendo su lógica, que respeto, me parecía una locura.
Todo procedía del mismo sitio. Algunos en Menorca ya sólo tenían un objetivo. Ya que en el terreno de juego, en los fondos y en las webs, era intratable, me «buscarían» en otros terrenos. Lamentable.
El año 2015 suponía mi regreso a la competición en casa, desde aquel mágico 2012. Hice las paces con quien las tenía que hacer, fundamentalmente por mi amor a volar palomas mensajeras, no por otra cosa.
Sigamos. No disponía de adultas ni de palomas cribadas de Mallorca a pelo, ni nada por el estilo. De hecho en el 2014 no comencé a criar hasta casi comenzado el verano. No, no tenía claro si volvería o no.
Muy probablemente, si no hubiera sido por mi amigo Lluc Llabrés (Mallorca), quizá aquel 2015 tampoco hubiera volado. ¿Por qué, os preguntaréis? Había conocido a Lluc en mi estancia en Mallorca con motivo de la entrega de trofeos del 2012, gracias a Guiem. Ahí quedo la cosa.
Dos años mas tarde, Lluc buscando cambiar su destino, le preguntó a su amigo Guiem: ¿Quien es el mejor?. Éste lo respondió: Pablo.
Personalmente no entro en lo de mejor o peor. Tan sólo cuento, cómo sucedió. Lluc me telefoneó y comencé a ayudarle. A partir de ahí, ganó tres (3) Campeonatos seguidos en su Club La Palmesana, y la segunda temporada acabó 7º de toda Mallorca contra 200 tíos, muy muy cerca en la última suelta de tocar la gloria.
Así que si no hubiera sido porque en el 2014 comenzamos a hablar y le crié unos pichones , entre los cuales se encontraba su AS paloma social 2016, que vino a buscar, no sé si me habría decidido a arrancar de nuevo porque ya estaba un poco harto de tanta «mierda».
Aquella temporada 2015 disponía de un equipo de jovencitos. Todo tardíos, salvo alguna paloma vieja no volada.
En un 99% hablamos de palomas que al comenzar en el mes de Diciembre tenían 6 meses los más mayores (nacidos en Junio), el resto, 3 y 4 meses (nacidos en Julio, Agosto y Septiembre).
Al dar los primeros pasos la campaña deportiva, me hallaba en una situación extraña, entre dos aguas, como el conocido tema del genio, Paco de Lucía. Por una parte, mi ánimo competitivo no se había apagado en absoluto, y por otra, era plenamente consciente, que en lo que a competición se refiere, si dispones de un buen equipo de adultas, éste es fundamental para la consecución de objetivos. Me faltaba una pata, y lo sabía.
Mis rivales, disponían de buenos equipos de adultas fruto de las dos últimas temporadas. Mucha desventaja. Así que tome una decisión: Si aquel año quería recoger frutos, debía ser más radical si cabe en la selección de mis palomas. Sin respiro desde el comienzo.
Volar sólo pichones tiene el serio inconveniente, que en la primera parte de la temporada vas algo más a ciegas en las designadas, porque hay un periodo de despejar incógnitas.
No competía en casa desde el 2012, así que había los nervios propios de volver a actuar. El escenario siempre impone. En Enero, diez días antes de empezar, le mandé a Biel Antich 13 pichones para que me los soltara desde Palma (150 km). No envié más por el precio (Mrw ya se había «columpiado»), y porque tenía dudas, para que negarlo. No recuerdo la cifra, pero regresaron 8 ó 9 en el día, lo cual fue una magnífica señal. De entre todos ellos, salió la «As» paloma social e insular de velocidad 2015, que a su vez era hija del «As» paloma Social e Insular 2012. Todo queda en casa. Desde luego eran palomas de gran fondo, pero en la isla este tipo de campeonatos no se ganan por velocidad, sino por regularidad y seguridad.
Un inciso. Biel Antich me telefoneó un año después de que Lluc lo hiciera. Iba a empezar y hacerlo erguido. Le asesoré hasta donde pude. Muy buen rollo. La colombofília entre buena gente, es más fácil. Y con ambos surgió una gran amistad, y lo que consiguieron lo hicieron ellos por méritos propios.
Biel, tal y como Lluc hizo, voló extraordinariamente bien tres campañas, con dos fabulosos Campeonatos absolutos seguidos en su Club La Rápida, en uno de ellos acabando entre los ocho primeros de toda Mallorca, y acabando este año 2017 con una extraordinaria paloma marcada de Ayamonte. Lamentablemente, nos ha dejado, y no me extraña. ¿Qué puedo decir? Primero tristeza, y segundo, que da ganas de seguirle, pues estoy en las mismas, y quizá mi amor por este deporte, demora algo, que mi cabeza cree saber sucederá, más pronto que tarde.
Mucha rabia que este preciosa pasión que son las palomas esté rodeada de personajes tan oscuros. Lo veo por muchos lugares de España.
Regresemos. Comencé la campaña, a ver que tal se comportaban mis nenes. Todo fue más o menos según lo previsto. En aquella época Pedro ya se había encargado de que la temporada comenzara cada vez más pronto. Aquello trastocaba mis planes, así que no me incorporé hasta el 3º o 4º Inca. Recuerdo que me las soltaron a mi solo, porque la gente iba pasando las palomas poco a poco en el bando de pasadas. Envié unas 50 y regresaron en bando unas 46. Empezábamos bien.
Y así llegaron los fondos, ya situado en segunda posición pegado al primero a menos de una paloma designada. No fue una temporada de excesos. Al revés, me tuve que medir como nunca antes lo había hecho.
Volé dos Bazas, enviando sólo 5 palomas en cada uno de ellos, y en ambos casos marque 4/5 y 4/5. En uno de ellos, suelta del 20%, meto mis 4 antes que nadie, y con un 80% en casa. En el otro Baza, del 19%, también meto 4/5 también, todos en el día, y en ambos grandes fondos con el mejor % del Club, y marcando todas mis palomas antes que nadie. Todo con pichones.
Llegábamos al tramo final de la película. Quedaban dos sueltas para acabar la temporada, e iba segundo a una paloma del primero. En la penúltima suelta, no marqué, algo que no me sucedía desde el 2009. Aunque no marcar es algo más que habitual en la isla, aquello me echo algo para atrás, aunque hubiera sido en una suelta del 18% y sólo hubiera enviado 5 palomas, pero en esas sueltas o llevas la paloma, la buena, la que lo puede hacer, o…
Ahora quedaba una suelta, y estaba a sólo dos palomas del triunfo. El no marcar no fue por una cuestión de estado de forma, sino porque yo sabía que tenía 3 o 4 palomas extras, no más, a las que les había dado un «tute» importante, pero es que esas no me las quería jugar, primero porque yo estaba ya pensando en el año siguiente, y segundo porque algunas de ellas iban directas a la reproducción. Petronio y Petronia estaban entre ellos. Los dos habían volado dos Bazas cada uno, del 19% y 20%, uno sin mudar el otro sólo unas plumas. Me los podía jugar tranquilamente en la penúltima o ultima suelta, pero a pesar de que soy un seleccionador nato, siempre pienso en el futuro. Y dí por concluida la temporada, quedándome a dos palomas de ganarlo todo.
Sabía, y lo escribí en su momento, que Petronio sería importante en el futuro, lo que no podía imaginar era cuánto.
Mi reflexión fue que para ponerme al nivel de mis competidores que manejaban equipos de adultas muy potentes, tuve que apretar desde el principio. Me faltaron esas adultas que la primera parte de la campaña te hacen la vida más agradable.
Un reflejo de que había ido muy fuerte desde el principio, fue la consecución de ese As paloma de velocidad, o el Subcampeonato Nacional Insular de Medio fondo y el Subcampeonato Regional de Medio fondo.
De todos modos fue un año pensando en el siguiente, como demuestra que a la península sólo envié 42 palomas, marcando 30, 29 de ellas en el día. Un 71% en sueltas desde la península. ¡Brutal! Mis porcentajes seguían siendo inigualables.
Ese año fue el único en 10 años que no fui el colombófilo que más metió de la península, por una sola paloma. Teniendo en cuenta que iba con el freno de mano echado para competir con plenas garantías al ejercicio siguiente, que todo eran yearlings, y que no fui a la última suelta, fue un excelente resultado.
(Continuará…)
PabS.
Mi historia. (Decimotercera parte). Nuevo rumbo: Marbella.
El año 2015 había sido un buen regreso. Mi forma de proceder no recordaba a cómo solía hacerlo, porque desde el principio, tuve en cuenta que debía iniciar un nuevo ciclo de yearlings, adultas, etc…todo ello de vital importancia a la hora de competir. Disponer de un buen equipo de adultas para el año próximo, volver a comenzar en definitiva, y todo ello exigía ciertos sacrificios.
El hecho de comenzar la primera mitad del 2015 a un ritmo tan alto, tuvo incidencia en el número final de adultos que quedaron. Quedó un grupo muy seleccionado para poder afrontar un buen 2016.
Echando hoy la mirada hacia atrás, los problemas de verdad, comenzaron a partir de entonces. Todo aquel esfuerzo por equilibrar y formar un nuevo equipo, con jóvenes y adultas, en el 2015 no había servido de nada. ¿Por qué? Enseguida lo comprobaréis.
En primer lugar, las temporadas ya eran algo imprevisibles. Imposible saber qué suelta sería la próxima. Aquello había degenerado de una forma flagrante. Como cuando uno no ha tenido dinero nunca y súbitamente dispone de él, pero no tiene ni puñetera idea de cómo gestionarlo. Sólo Pedro sabía que haríamos a continuación. Una cosa era ser consciente de las grandes dificultades que tiene volar en la isla, por el transporte, la climatología, el mar, las noches de cesta, y demás; y otra, bien diferente, que una competición quedara adulterada de aquella forma tan dramática.
Todo ello me condujo a tomar una decisión aquel verano. No competiría más. Sólo prepararía las palomas para un nuevo y mayúsculo reto. Marbella, casi 900 km.
Aquello implicaba ciertos cambios. Dentro de mi línea de palomas, debía buscar aquellos ejemplares que me pudieran dar lo que buscaba. Los que no, aunque magníficas palomas, de esas que te dan campeonatos, pero quizás no, lo que yo buscaba en ese nuevo escalón tan específico, fueron vendidas poco a poco.
Esas palomas que podía repetir cada semana, que optaban a AS paloma, que podían perfectamente comerse 20 ó 25 noches de cesta en una temporada, ya no eran mi prioridad.
Hasta ese 2015, Pedro y yo escuchábamos la misma canción, misma frecuencia, pero nuestros caminos comenzaron a separarse, de una forma progresiva. Quizá, él había vivido toda su vida colombófila entre tinieblas. Recordad como funcionaba aquí la colombofília. Supongo que estaba convencido de que habíamos descubierto la piedra filosofal. Tengo emails de Pedro anteriores al 2008 donde me manifestaba su tristeza por la colombófila menorquina actual, y una profunda desesperación por no poder desarrollar su afición.
Eso cambió, llegó, todos aportamos nuestra cuota, pero esa nueva colombofília no la provoco un club entero y sí, una serie de personas.
El nuevo mundo era sin duda, otra cosa. Su fragancia desprendía optimismo. La diferencia era notable. Ahora ya regresaban palomas a Menorca. Había cierta lógica y cierta recompensa en el esfuerzo que supone dedicarse a esto. Y debíamos estar muy satisfechos por todo ello.
Fundamentalmente, yo era de la opinión que habíamos cambiado la colombófila de la isla, pero esa obsesión que para él se había convertido la búsqueda del viento a favor, no nos beneficiaba. Ya no. Su obsesión comenzó a ser enfermiza.
Los edificios se construyen desde abajo, pero subiendo hileras. Esa es y sigue siendo, en la actualidad, mi opinión.
¿Ayudar a las palomas?. Sí, naturalmente que sí. ¿Engañarnos, y depender del viento a favor?. No, y mil veces no.
Hay una serie de vientos que en Menorca son fatídicos. Las sueltas se convierten en un calvario. Como buenos «marineros» debemos ser conscientes de ello, pero lo que no se podía ser, era convertir aquello en un camarote de los hermanos Marx.
Hubo un tiempo en el que sí debimos buscar ese viento porque lo necesitábamos, después terminó por convertirse en dañino.
Las palomas comenzaron a entrar siempre por la misma zona de la isla porque los días de suelta eran todos «gemelos». Se tuvo hasta que cambiar el sistema de clasificación, buscando la seguridad pura y dura, porque había zonas enormemente beneficiadas. Todo ello sumado a que el calendario estaba sólo en la cabeza de Pedro me hizo cambiar mi rumbo.
En el fondo entendía a Pedro, y a aquellos que toda la vida habían vivido una colombófila terrible, pero lo que estaba sucediendo en la isla no era colombófila, era otra cosa. Me aburría, pero también me indignaba. Había sido la antorcha para cambiar aquello, pero el presente, y peor aún, el futuro, no me gustaba.
En esas estábamos, y comenzó el 2016. Para mas inri, Pedro cada vez adelantaba más y más el inicio de temporada, como si de forma cirujana tuviera estudiado hasta donde lo fijaría en el futuro. En lo personal, aquello me perjudicaba enormemente. Tuve que pasar de hacer Mallorcas a pelo de mediados de Enero, a verme obligado a soltar el 15 de Noviembre, un mes terrible en la isla por diferentes razones. No sé, ¿que puedo decir? De esas situaciones en las que te van arrinconando, en las que te sientes que te obligan sin necesidad, pero sé y conozco el porqué . Él también lo sabe.
Como cuando montaron un Ibiza oficial en Noviembre del 2008, cuando en realidad por aquella época los Ibizas debían dar comienzo en Marzo del 2009, todo ello para obligarme a hacer la «tardor». Historias para no dormir.
Tanto en el 2015 como siguientes, me incorporé en el cuarto (4) o quinto (5) Inca, con lo que ello suponía. Estamos hablando ya del mes de Enero, teniendo ya al equipo mudado o con la muda parada.
Hasta esas fechas, me había manejado siempre en el mismo número de palomas, que rondaban las 100. Las temporadas 2016 y 2017, fueron diferentes. Hice lo que a muchos de nosotros nos sucede en alguna ocasión en la vida. Perder la cabeza, jajaja. Volé más de lo que debía, pero había una razón oculta tras ello, y que he adelantado un poco más arriba. El nuevo reto me exigía buscar los ejemplares sobre los que desarrollar mi nueva colombofília, y no todo me valía. Esa nueva forma de proceder, no fue una decisión muy acertada.
Regresemos al Mallorca a pelo. Solté muy cerca de Alaró en la falda de la preciosa Sierra de Tramontana, que ya de por sí, quizá fue el primero error, pero nunca me obsesionó el tema halcón, y menos soltando de una en una.
El segundo, y éste sí, fatal error, obligado por las circunstancias, fue hacer esta prueba durante el mes de Noviembre. Recuerdo que me lleve unos 50/55 pichones, los números me bailan un poco en mi cabeza, y como siempre, sólo, los que por muda podían ir. Los solté de uno en uno. Y al finalizar la jornada en casa sólo había 4. Fueron llegando los días siguientes, no recuerdo con exactitud, pero creo que la cosa quedó en 13, tres días después.
Una buena «leche» en toda regla. Esa fue la diferencia de hacer las cosas cuando uno está convencido de hacerlo, a cuando te ves obligado a ello. Por cierto en el palomar, todavía hay varias de aquellas palomas que regresaron. Las supervivientes fueron muy sólidas en el futuro. Eso no cambia.
(Seguimos esta noche…)
PabS.
Mi historia. (Decimocuarta parte). Mi peor pesadilla.
Ya de lleno en el 2016, hubo problemas con los chips (no habían llegado), y vivíamos en un cierto descontrol, en lo que a palomas pasadas y no pasadas se refiere. Se anotaban en una lista a medida que se iban enjaulando en todas las sueltas, con el fin de ganar tiempo para cuando llegaran. Aquello fue un sainete.
Debo reconocerlo, no me sentía nada a gusto en el club. La «labor» de Pedro y sus adláteres ya comenzaba a dar sus frutos.
Mientras tanto, en las sueltas desde Mallorca, como cada año, los había que recibían serios mordiscos (pérdidas de palomas). Repartían, fruto del miedo, milimétricamente sus palomas en el grupo de pasadas.
Para que no hubiera dudas porque me miraban con «lupa», me presenté con todas las palomas. Todo. Nada de pasadas y no pasadas. Y la mayoría fueron enjauladas en el bando de no pasadas. ¿Resultado? Vino todo. Si enjaulé 140, regresaron en el día 132. Ni un sólo rasguño. Para mi, las sueltas desde Mallorca e Ibiza, nunca han sido un problema, al revés, son donde edifico todo lo que después suele suceder.
Esto es como el salto de altura. Si te cuesta pasar el listón al principio, no llegarás muy lejos. Iba holgado. Mallorca es salud y preparación, no calidad.
La solidez que he demostrado en 10 años, sin altibajos tiene un secreto. Cuando uno sabe lo que hace, es que lo sabe hacer. Entonces no suele ser un problema repetirlo. No es ni chulería ni presunción, son hechos.
La temporada siguió su curso. Por mi cabeza no circulaba la idea de competir en campeonatos, pero mi alma competitiva comenzaba a despertar. Casi sin quererlo, después del primer península en muchas clasificaciones iba segundo, y en otras, primero. Esto para mi, era sumamente difícil de digerir.
Mis intenciones iniciales fueron no llevar el reloj, de este modo: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Pero no, no lo hice, y comenzaron a brotar dudas en mi cabeza.
Tenía muy claro que mi objetivo era la suelta de Marbella, pero de reojo no perdía de vista la clasificación. Sin forzar, estaba arriba, como siempre. Mi cerebro comenzaba a desdoblarse. Error, pero humano.
Por otro lado, la temporada, para mi, estaba siendo insoportable. Todo estaba muy condicionado por el singular hecho de con que pie se había levantado Pedro ese día. Esto, fuera de la isla cuesta horrores entenderlo, pero dentro de ella, la gente, en general, comenzaba a darlo por normal. Lo que diga Pedro. Aunque no es del todo cierto. La mayoría sí te da la razón en privado, en público se callan.
Aquí, me gustaría explicarme. En mi colombófila ideal, yo seguía descartando los día malos, porque en esos, las sueltas son siempre. a muerte, pero me negaba a dos cosas:
Una, que sólo se soltara con viento de poniente (Oeste), incluso se buscarán especialmente los días de ponientes fuertes.
Dos, que «nadie» en la isla, salvo Pedro, supiera cuando íbamos a enjaular, o peor, ¿que suelta sería la próxima?, o ¿cuales?. Agruparíamos un posible retraso en… ¿dos sueltas?, ¿tres sueltas?. Aquello me sacaba de mis casillas. No había fechas, no existía un calendario, ni tan siquiera uno que se moviera. El Oeste en estado puro, y nunca mejor dicho, por lo de Oeste, naturalmente.
Una semana podíamos tener un Ibiza, y la siguiente tocar un Ibiza, Calpe y Baza, y no saber cual de ellas íbamos a hacer. Eso NO es colombofília. No, no lo es. Por un tema de transporte , puedo entenderlo, por una cuestión de mal tiempo, también, pero estar en la cabeza de Pedro tratando de imaginar qué haría, era muy incómodo. Bastante tenía con estar en la mía.
En Mallorca por ejemplo esto no sucede porque decide una comisión, la cual comunica a los clubs la toma de decisiones, pero en éstos la vida es más sencilla, porque no hay nadie que maneje esa información, tome esas decisiones, o que se le de la libertad que haga y deshaga a su antojo.
Del mismo modo que podia entender a la mayoría de compañeros, y aceptar su postura. Mucha gente llevaba años pasándolo mal, y ahora llegaban palomas. Disfrutaban. El problema es que cuando la mayoría venía, yo ya me había ido. Y personalmente venía observando graves deficiencias en nuestra colombofília y sobre todo un monopolio peligrosísimo en manos de Pedro.
El poniente es un aliado puñetero. «Pan para hoy, hambre para mañana». Tiene, debe haber sueltas con todo tipo de viento. No se pueden marcar las cartas tan descaradamente, y que además, sólo una persona o sus cercanos, sean los únicos que dispongan de esa información. Lo siento, si soy tan explícito, pero lo siento así.
Os voy a contar una anécdota que viene ni que pintada. Un socio en el Club, al que le había costado horrores marcar de gran fondo toda la vida. Ahora ya lo hacía. Marcaba alguna. Hace unos años yo le decía que no todas las sueltas desde la península seleccionaban buenas palomas. Él, por si acaso, las pasaba a la reproducción. Algo normal y lógico, la gente sólo ve de donde vino y no cómo lo hizo.
Hace un año, nos encontramos un día por casualidad, y me dice: Tenías razón Pablo, aquellas palomas no dieron nada. Nos creamos unas expectativas porque esa paloma u aquella otra ha volado una distancia. Y el poniente desvirtúa. ¿Que tardó?, ¿horas de vuelo?, ¿% de llegadas, cuántas llegaron?, ¿fue capaz de repetirlo? . Esto es básico y fundamental para valorar a una paloma. ¿Que ello no significa que después sea una gran reproductora?. Naturalmente que no, pero, a buen seguro, estaremos más cerca. Ni lo dudéis.
Tras el primer Calpe, estaba arriba como siempre, y eso me confundía. Ya teníamos grupo de WhatsApp por entonces. En un momento, determinado Pedro ya nos tenía «parados» (una vez más), y desorientados, por lo menos a mi.
En el grupo, para poder organizarme, le pregunté si sabía que suelta íbamos a hacer la semana que viene…pero mejor, copio la conversación con unas capturas de pantalla.
La conversación, como puede observarse, se desarrolla en unos parámetros de educación lógicos. Fijaos que mido mis palabras al milímetro, o por lo menos, hasta donde me fue posible. Sé exactamente en que aguas me movía, pero vaya, ni con esas.
Algunos compañeros como el propio Pedro, me tildan de conflictivo, por cosas como ésta. En fin, que se lo hagan mirar.
La respuesta final de Pedro, me dolió. Su hipocresía, puede llegar a límites insospechados. Es de los que si se siente respaldado, es valiente, de lo contrario, nada de nada. Cosas de manadas de lobos. No, yo no pierdo los nervios por gente como él, y me di de baja del grupo. Sin más.
En la conversación, simplemente pregunté qué iba a suceder con las sueltas de la próxima semana. Ya veis la respuesta, como el «Cholo», semana a semana. Señores, esto es colombofília, no un coto privado. Volar nos cuesta dinero tiempo y esfuerzo a todos nosotros. Parece que lo olvidamos.
Para que os hagáis una idea, ayer, día 11 de Febrero de 2018 hubo suelta aquí desde Inca e Ibiza, pues bien, ayer mismo por la tarde Pedro se sacó un Ibiza de la chistera para enjaular hoy y soltar este miércoles o jueves. El sábado que viene hay otra suelta de Ibiza, por lo que este miércoles habrá otro enjaule. Resumiendo…hay cinco Ibizas, y tres de ellos los van a hacer en 7 días. ¿Cómo se puede organizar la gente?¿y el colombófilo que maneja pocas palomas? Está claro que para pagar cuentan con todos, para organizarse un campeonato a medida….NO.
El Club de Ciudadela depende del de Mahón a partir de las sueltas de Ibiza. Las decisiones las toma Pedro. En Ciudadela se enteraron ayer de tan repentina decisión. El descontento es generalizado, pero….El pan nuestro de cada día.
Retrocedamos algo en el tiempo. Había ido a Mallorca en Noviembre del 2015 a cribar un grupo de pichones, los que por muda, podían ir. En Febrero del 2016, me entero de que Mir, había dejado dar de alta 40 palomas a Torres. ¿Queeeeé?, ¿en Febrero?. Pues claro que me enfade. O todos o ninguno. Para más inri, Pedro, había omitido este minúsculo detalle en el Club. Le hice saber mi sorpresa y mi malestar, y lo dejé pasar, total, siempre soy el conflictivo, pero me pareció algo muy injusto. ¿Su respuesta?. Bloquearme el WhatsApp. Me había convertido en un grano en el culo para él. A los demás los manejaba a su antojo.
Os cuento todo esto, para que os hagáis una idea del panorama. Unos teníamos la obligación de poner chips, entregar listas definitivas de palomas a volar el día 15 de Diciembre, y otros podían dar de alta palomas, meses después. Yo mismo tuve que moverlas desde Mallorca en Noviembre muy a mi pesar. En fin….que no.
Tras el percance en el grupo de WhatsApp, decidí que se había acabado. Enjaulé para Baza y para Marbella.
En la primera con un extraordinario 19/26, récord histórico de la isla en número de palomas marcadas de gran fondo en una única suelta.
En el Marbella obtuve un 5/26. Aquí se vio la diferencia de dificultad de un Baza y un Marbella, porque no todas las palomas me servían. Palomas capaces de volar tres Bazas, quizá no eran capaces de regresar de Marbella.
A la isla, de la suelta de Marbella llegaron 10 palomas, 9 en Mahón, 5 de ellas mías, y 1 en Ciudadela.
En esta suelta fue cuando Jusue me felicitó en el grupo, en el que yo ya no estaba, y Florencio le afeo, recordándole que lo mío no tenía mérito porque yo era un profesional. Joroba.
Tras eso, 15 días más tarde había un Baza y un Calpe, en los que participé. Hacia dos semanas que ya había desconectado de las palomas. Para mi se había terminado, pero como estaba tan sumamente enfadado, y había demasiadas palomas en el palomar me lo repensé y enjaulé en ambas. Aquí debo añadir que no entregue el reloj, y si lo hubiera hecho, ese año habría sido Campeón Insular de España de Medio fondo (hice los cálculos). Me preguntaréis, ¿y por qué no llevaste el reloj Pablo?. Fácil. Mi enfado era enorme, mayúsculo, y un puñetero nacional, no me iba a cambiar nada. Hablo con total sinceridad. No, no llevé el reloj. Ningunas ganas de acercarme al Club.
Tras eso, decidí zanjar la temporada para mi. Todo el esfuerzo del año anterior, tirado a la basura por Pedro. Sentí mucha frustración y rabia.
A pesar de sólo acudir a la mitad de las sueltas de la península, marqué 50 palomas de 85 enviadas desde allí, siendo por enésima vez, el palomar con mayor número de marcadas en la isla.
(Continuará…)
PabS.
Mi historia. (Decimoquinta parte). Volví a caer en la tentación.
Retomemos la historia. Nos aproximamos con un rumbo cuasi imperturbable a sus coletazos finales. Aquella temporada 2016 dejo, sin duda, algo más que un sabor amargo, para que negarlo. Comenzaba una lucha personal con la propia colombofília. Un conflicto que aun hoy sigue en liza en mi interior. Una cuestión que retumba en mis adentros: ¿Merece la pena seguir? Todavía suena el eco en mi cabeza.
El verano transcurrió, y parte de aquella frustración quedó en el olvido. El 2017 se presentaba todavía más definido en cuanto a mis intenciones. Visto que el panorama estaba perfectamente perfilado, y que el «hombre orquesta» ya no sólo hacía lo que quería, sino que incluso se jactaba de ello, no me quedó más remedio que redefinir mis objetivos y seguir la fila.
Marbella era mi horizonte, pero esta vez en serio. Sin historias, al menos eso pensaba yo en aquellos momentos. Aquella suelta bien me merecía seguir soñando.
Comencemos. A finales del 2016, mediados de Diciembre, debíamos entregar la lista con las palomas que íbamos a volar. Así que me fui a Mallorca con el mismo empeño y energías de siempre. Allí, como en cada Mallorca a pelo oficial, cené con unos amigos y charlamos de palomas hasta tarde. A la mañana siguiente, Lluc me acompañó a soltarlas desde Inca. Lo hicimos de tres en tres. Se orientaban maravillosamente bien en pocos segundos. No recuerdo en estos momentos las cifras, pero el resultado fue muy bueno, por encima del 80%.
Ya en Enero, en el 4º o 5º Inca me reincorporé con el club. Y la historia se repitió como en un eterno y jodido bucle. Primer península y ya estaba situado en primer lugar en la clasificación. Otra vez, el ángel y el demonio charlaban conmigo, susurrándome cada uno de ellos sus propios planes, asesorándome en mis próximos movimientos. No tenía dudas, o al menos, no creía tenerlas. Mi objetivo era nítido: Marbella.
Retrocedamos unos meses en el tiempo. En el año 2016, un colombófilo de Binissalem (Mallorca) me cogió una paloma en plena temporada y me llamó por teléfono para comunicármelo. Me la cuido, y se la entrego a Ignacio Ramos (nuestro comboyer) para que éste me la hiciera llegar junto a otras palomas de otros socios recuperadas en Mallorca. En las idas y venidas de Ignacio con motivo de los enjaules, se produce un flujo de ida y vuelta de recuperación de animales. Debo decir que en tantos años de practica colombófila me han devuelto poquísimas palomas, pero alguna vez sí ha sucedido.
Nos comunican por WhatsApp que las palomas recuperadas están en el Club. Me acerco, y sorpresa. ¡Mi paloma no está!. Poco a poco, caigo en que no es un error. Alguien se la había llevado. Nunca más se supo.
La verdad es que no monté en cólera. Las palomas perdidas no son santo de mi devoción. Negar lo contrario sería mentir, pero eso no quita que sintiera vergüenza ajena. Obviamente, si esto le hubiera sucedido especialmente a «otros», con nombres y apellidos, se habría montado una gorda. Al ser yo…
Sentí lástima, algo extraño rondaba por mi cabeza, como cuando sabes que ya no perteneces a algo en lo que sí creías.
Con respecto a la paloma, tenía mis sospechas de quien podía haber sido, que se confirmaron en el 2017, cuando un socio, dando de alta sus pichones y pasándolos por el reloj, sonó el pitido de un osado y no esperado chip. A éste se le ocurrió pitar: Pablo, se podía leer en el ordenador. Paloma perteneciente a Pablo Suárez.
La persona que me había ROBADO la paloma el año anterior, decidió aprovechar también el chip, pero cometió el descuido de ponérselo a un pichón de los suyos un año más tarde.
¿Qué hice? No, no hice nada.¿Conflictivo yo? No, para nada. Medí mis impulsos emocionales y las consecuencias de aquello, y no, lo cierto es que no me merecía la pena.
Regresemos al corazón del capítulo de hoy. Seguían avanzando las sueltas de fondo, y todo iba como la seda. Las palomas estaban en modo mágico. Unos números asombrosos. Aquel receso de los años 2013 y 2014 ya estaba equilibrado. Disponía de un equipo muy potente.
En el primer Ibiza me llaman desde Mallorca para decirme que en la suelta de Ibiza que habíamos realizado una semana antes, me habían recuperado un macho con herida de halcón, sin tras ala en las dos alas, y con una herida en el pecho ya con buena pinta. Y sí, efectivamente, la paloma resultó ser mía. Era un macho marcado de gran fondo del año anterior, que finalmente resultó ser el padre de Inesperada meses después.
Me dirigí al club porque teníamos enjaule. Ignacio había traído palomas recuperadas, y entre ellas estaba ese macho. Al llegar, pregunté dónde estaban las palomas recuperadas, y claro, ese macho en concreto. La gente miraba para otro lado. ¿Queeeé? Un socio me lo había soltado en la misma puerta del club, ya con el día en modo noche cerrada, justo unos instantes antes de que yo llegara.
Resulta que ese socio me había dado unas anillas que le sobraban hacía dos veranos, y él, al no reconocer al macho, no se le ocurrió otra cosa que soltarlo. Sea como fuere, y fuera aquella justificación cierta o no, mi enfado, otra vez medido, fue mayúsculo. ¿Qué coño le pasa a la gente? Soltar una paloma que no puede volar de noche, sin trasala desorientada, ¡¡¡de noche!!!. Si contara quien es, más de uno os llevarías las manos a la cabeza. A la mañana siguiente, afortunadamente el macho apareció en el tejado de mi casa. No se levantaba un palmo del suelo, de aquellas situaciones en las que te ves incapaz de darle una explicación convincente del cómo lo logró. Sucedió tal y como os narro. Guardo un video del estado del macho, recién llegado. Mi convivencia en esas circunstancias era para mi un suplicio.
Aparquemos por un instante el desarrollo de este decimoquinto capítulo para incluir en él, algo que leí la semana pasada y que me viene que ni pintado. Leyendo mi «prensa diaria» me encuentro con esto en el foro de Márquez:
Jusué y yo en la actualidad, simplemente no tenemos relación, ni buena ni mala. Cada uno a lo suyo. Respeto enormemente el amor que profesa por la colombófila. Luego, como todo, podré estar de acuerdo con él o no, pero soy de la opinión, que poder expresarse es algo que habla de la buena salud de una sociedad. Fijaos lo que pone en la fotografía. Resulta increíble, pero yo le entiendo perfectamente. Si Juanjo hubiera tenido mis resultados creo que ya no estaría volando palomas. Tal cual lo digo.
Mi opinión es que él debería poder compartir, y narrar aquello que le va pasando, ¿por qué no? Pues, a los hechos me remito, parece que aquí se impone la ley del silencio. Mi gran problema es que no sé callarme. Juanjo, en cierto modo es otro al que han ido arrinconando año a año.
El problema de raíz, es que yo no observo nada malo en contar tus propias experiencias. Sin duda, enriquece expresarse en libertad.
En muchos de mis escritos, o en todos si queréis, puedo parecer pedante, ególatra y presumido, pero debéis tener en cuenta que están redactados con algo de sobrexposición, para que moleste a los que les pica. ¿Por qué? Por la sencilla razón que he venido aguantando mil y una putadas como habéis podido leer, y mi única forma de responder , ha sido esa. Sacando brillo a mis innumerables éxitos. Sin faltar a la verdad, con sinceridad pero de cara. No como ellos. Y eso , es algo que ellos, detestan. ¿Quienes? Todos aquellos a los que he ido nombrando en esta historia.
Me vuelvo a desviar , vaya por dios. Prosigamos con el relato.
La temporada, siendo sincero, tenía pinta de las de siempre, buenísima. De hecho superábamos el ecuador, con ya dos grandes fondos del 20%, y mis palomas estaban en un estado superior, de esos que anhelas cada principio de temporada. De hecho en el tercer Baza, que fue una suelta del 16%, por la tarde del segundo día se corto. El viento giro a levante, viento de cara, y en esas condiciones resultaba dificilísimo marcar una paloma. Pues bien, me entraron tres palomas esa tarde. No llegó nada más en la isla. Estaban muy fuertes. Todo el trabajo estaba perfectamente calibrado.
Y así, de este modo, semana a semana, llegó la gran cita. La del enjaule de Marbella. Mi objetivo estaba intacto. Cargado de palomas, porque mis pérdidas habían sido las previsibles. Me había ganado el «bonus» de arriesgar más que nadie.
A la mayoría les cuesta pasarlas de Mallorca e Ibiza. Al final todas las palomas están destinadas a perderse, pero el cómo, es sumamente importante.
Iba primero en todas las clasificaciones, y con las palomas creciendo en un maravilloso estado de forma. Nada, absolutamente nada, porque en el pasado no me había sucedido algo parecido, hacía presagiar lo que continuación estaba a punto de sucederme….
(Continuará…)
PabS.
Mi historia. (Decimosexta parte). Un mal año lo acaba teniendo cualquiera.
Como decíamos ayer, por fin llegó la gran semana. Marzo del 2017. Me las prometía más que felices, pero mi peor pesadilla estaba a punto de tomar forma. Y como es costumbre en estos casos, las semanas previas, uno tiene todos sus sentidos puestos en cualquier mínimo detalle. Todo es importante. La colombófila elevada al concepto de arte.
Unos tres días antes del enceste, me doy cuenta que una de mis palomas tiene una sutil inflamación en el ojo. Me resultó sorprendente, porque tenía claro que las palomas estaban en un gran estado de forma. Me giro, y observo que otra presenta el mismo cuadro. ¿Qué está pasando aquí? Se me cayó el mundo encima. Los siguientes días, cada hora que transcurría había más palomas que presentaban idénticos signos. Herpes virus, o lo que fuere. El caso es que fueron cayendo una a una. El vuelo diario comenzó a resentirse. Todo se había ido a la mierda en el peor momento posible. Un escenario que no deseo ni a mi peor enemigo.
Reconstruyendo el puzzle, constaté que el origen de todo esto lo hallamos unas semanas antes. A algunos compañeros les había sucedido lo mismo. Otros, no sólo les había sucedido, sino que además, a la vista de otros, enjaularon palomas con esos signos visibles, y de este modo se inició una rueda. Mi sensación fue que aquel virus, como todo virus, las bajo, y para que negarlo, a partir de ahí, la temporada, en su recta final, se torció. Mi trabajo se fue desvaneciendo.
Llegó el gran día, y tenía enjaule para Alcantarilla (520km) y Marbella(880km). Ya habíamos efectuado 5 de las 8 penínsulas. Hacía tres días que había detectado las primeras palomas con síntomas. Muchas habían ido «cayendo», pero el contagio transcurría en un desesperante modo cámara lenta.
Las palomas en las manos por otra parte estaban estupendas, pero presentaban un ligero hinchazón en un párpado, y el vuelo, en su conjunto, se había resentido. Me planteé qué hacer. ¿Qué podía hacer? Decidí en última instancia enjaular aquellas palomas que no presentaran dichos signos, y así lo hice. Después de ese fin de semana, tan sólo quedaría una suelta. En realidad, estábamos acabando.
Enjaular en esa condiciones me recomía por dentro. Cuando enjaulo casi siempre, ya sé como va a finalizar la suelta. Se produce una simbiosis entre entrenador y pupilas. La experiencia te indica como van esas palomas a suelta. En mi caso, es así. Podría parecer una locura, pero no lo es. Naturalmente que no sabes a ciencia cierta como va a salir, a pitonisa no me alcanza, pero dispones de la experiencia del pasado y de cómo tienes las palomas, de tu propia confianza en tu trabajo, y esas sensaciones acaban por trasladarse en el resultado final.
Y sabía, era plenamente consciente que no tendría un final feliz . Eso sí, desconocía la influencia del virus. ¿Hasta donde las limitaría?, ¿hasta donde iría mal? Y fue precisamente por eso, por lo que finalmente enjaulé, bueno por eso, y porque a veces no queremos ver lo obvio. Me faltaba experiencia en esas circunstancias. Y no enjaular, casi habría sido peor para mi cabeza. Si hoy me volviera a suceder, no enjaularía.
En la suelta del 520km, enjaulé 5 palomas con muchísima experiencia, algunas de ellas palomas de tres años y a por su 7º península y con varios grandes fondos. Una barbaridad. Sólo llegó Asombrosa. La suelta en el club fue del 35%, y yo tenía un 20%, lo normal es que hubiera hecho 4/5. En cualquier otra circunstancia, debería haber sido así. Ahora ya sabía que la suelta reina no acabaría bien para mi. Me estaba desangrando, pero las cartas estaban sobre el tapete.
En Marbella había enjaulado mucha paloma. Y lo hice, porque mi objetivo era eso, MARBELLA. Sin este episodio, estoy convencido de que el número de palomas marcado habría superado de lejos la docena, pero me quedé con las ganas. Marqué 8. Obtuve el mismo % del Club, lo cual ya de por sí es sinónimo de malo para mi. Esa es mi vara de medir. No fue un Marbella como el del año anterior, el día, el viento, ayudaron a que fuera una suelta del 20%. Si no hubiera padecido aquel virus, igualmente me habría inundado una sensación de desesperación poco entendible para los demás. No, no trabajo todo el año, para que aparezcan palomas de Marbella en el día. Yo quiero animales superiores. Mi decepción era doble.
Volviendo al momento de la suelta. Me sentí fatal, primero por las palomas y obviamente por mi mismo también. Selecciono pero lo hago con el colchón que me da la preparación. En esta ocasión, obligado por las circunstancias, fui incapaz de no enjaular. Y me equivoqué. Esto es lo que sucede cuando estás esperando un día en concreto todo un año. Mil cosas pueden suceder. Se torció todo. Una temporada que tenía pinta de maravillosa, acabó en una para olvidar. Me ahogué en la orilla, siendo un experto en natación.
Un virus de esas características si te cae en las velocidades, antes de empezar, o en un momento menos inoportuno, es subsanable, pero aquello fue como una bomba. Si en aquel instante, hubiéramos preguntado a alguien en la isla que mi temporada iba a terminar de aquella forma, nadie nos hubiera creído. Yo tampoco.
Tras el doblete Alcantarilla/Marbella, al repasar las clasificaciones, sorprendentemente seguía yendo primero. Eso puede dar una idea de al ventaja que llevaba a mis perseguidores. Se me presentaban dos problemas.
Las palomas ya no «estaban». Habían ido creciendo a lo largo de la temporada, dando el callo en muchas sueltas terribles. Tenía palomas muy cascadas, algunas llevaban dos Bazas del 16% y 20% en sus alas, y el palomar en conjunto no se había recuperado, no en cuanto al vuelo se refiere. El virus había bajado el estado físico de la colonia.
Quedaba tan solo Almuñecar (770km). Precisamente ese año habíamos introducido un gran fondo más. ¡Vaya por dios! Y para más inri, la última suelta de la temporada solía ser terrible. Así que disponía de pocos efectivos, en proceso de recuperación (el virus siguió atacando a las que no enjaulé), y no tenía ni idea de cuando sería el próximo enjaule.
Si de veras hubiera ido a por el Campeonato, no habría enjaulado mis mejores animales a Marbella, o habría enjaulado al primer Ibiza. No fui a este primer Ibiza porque sabía que iban a soltar con un huracán en el culo, como así fue. De hecho las palomas llegaron a más de 2000mm. Si algo soy, es consecuente. Trato de serlo.
Si hubiera querido competir de verdad me habría dejado un buen equipo para la última suelta, pero aunque había sido fiel en mi modo de pensar, no lo fui tanto, en el sentido de que no aprendí del año anterior. No debí llevar el reloj al club en todas las sueltas de la temporada. Tendí mi propia trampa.
Quedaba una sola suelta, y tenía un desagradable mal sabor de boca por todo lo sucedido. Así que, al menos, tenía la posibilidad real de ganar, y con el paso de los días, acabe viendo las cosas de otro modo. Hay que levantarse siempre tras una caída. Necesitaba algún premio, algo que me recompensara. Volví a equivocarme, no debí enjaular tampoco en esa última carrera. Aquí, y es muy humano, no fui consecuente, y me dejé llevar por el impulso de un campeonato, que es cierto, tenía en la mano. Uno, que no había buscado, pero que de algún modo, me obligaba a enjaular.
La suelta se demoró al menos diez días. Me habría ido bien ponerlas al natural, pero ¿cómo saberlo?. A toro pasado, supe que Pedro Mir, las había puesto al natural para esa suelta, así que en realidad, hasta que el «hombre orquesta» no las tuviera en una postura adecuada, no enjaularíamos. Eso lo sé hoy. En aquel momento, no tenía ni idea. Sólo él, el que gano, y quizá algún otro, lo sabían. Lo de siempre.
La temporada, en cuanto a enjaules y suspensiones, había sido perfecta, porque la Federación había obligado a justificar eso excesos. Las subvenciones estaban encima de la mesa. De ese modo, el calendario se había cumplido escrupulosamente. El problema radicaba en que aquella última suelta no era Regional/Nacional, con lo que Pedro tenía barra libre para hacer y deshacer a su gusto. Como así fue. Su frase en los días previos fue: «Vamos a buscar un buen día, vamos a acabar bien».
No hace falta que os explique que eso NO es colombófila. Lo comento, por si alguno, todavía albergaba alguna duda.
Llego el día, y mis palomas no habían recuperado el maravilloso vuelo que habían manifestado toda la temporada. Fijaos que sensibles pueden llegar a ser.
La suelta fue muy complicada. Ideal para palomas no desgastadas, y con un estado emocional perfecto. Sólo llegó el 6% por lo que es deducible que el 94% no lo hizo. Marqué una paloma, pero al no ser designada, lo perdí todo. De haber sido designada,…fue un todo o nada. Y salió nada.
Pedro que había tenido una temporada horrorosa, hizo una buena suelta y acabó con un buen sabor de boca. Así, todos contentos. La información es poder.
Comprobé 77 palomas de península con los mejores % de la isla, y eso a pesar de haber enterrado una barbaridad de palomas en las dos últimas pruebas. Como dije recientemente, CINCUENTA Y DOS (52) palomas de gran fondo los dos últimos años. Nadie, ni de cerca ni de lejos, simplemente se puede aproximar a esos registros.
Tenéis más información de aquella temporada en este post
http://plumanegras.blogspot.com.es/2018/01/trofeos-y-otras-cosas.html
Fue una pésima temporada para mi. Rescato, quizá, el récord de palomas marcadas en una única suelta en toda la historia menorquina desde Calpe (400km) y desde Marbella (880km), y varios títulos a nivel nacional como, 3º en el CAMPEONATO NACIONAL INSULAR DE MEDIO FONDO , 3º en el CAMPEONATO NACIONAL INSULAR DE SEGURIDAD, 3º en la COPA S.M EL REY.
Estos trofeos, a pesar del batacazo final resumen lo bien que iba encaminada la temporada.
(Continuará…)
Decimoséptima parte. Fin de la historia.
Una vez finalizada la temporada, lo mejor para mi, fue sin duda alguna, darme de baja del puñetero grupo de WhatsApp del club y descansar unos meses de todo aquello. Sí, estaba decepcionado, pero también sabía, que el tiempo lo cura todo. En eso tenemos mucha experiencia los colombófilos.
El verano pasó, y ya nos acercábamos al último trimestre del año, momento en el que se realizan los preparativos para la campaña. La época estival suele ayudar colocar todo en su sitio. Aprovechamos para lamernos las heridas, y a pesar de que mi decisión de tomarme un año sabático era firme, a medida que el calor iba desapareciendo, mis sueños en forma de pluma, comenzaban a despertar de su letargo. Dormir el «mono» por las palomas es una labor para gente con las ideas muy claras.
Para esta temporada 2018, Pedro, en un previsible giro de tuerca más, decidió que la fecha para entregar la relación de palomas a volar y a pagar sería el 15 de Noviembre de 2017, con todas las palomas pasadas con chip por el reloj. ¿El 15 de Noviembre? ¿de verdad? Ni Mallorca a pelo, ni historias. El día 15 de Noviembre yo no estoy pensando ni en la temporada.
Con ese panorama, comenzaba a practicar la colombófila que Pedro quería que yo y otros ejerciéramos. Pues no, dije basta, hasta aquí hemos llegado. Un club dirigido por ricos que sólo piensan en ellos, y que obliga con normas estúpidas, pues no, después de todo lo que había sucedido durante los dos últimos lustros, fue la gota que colmó el vaso.
Unas semanas antes de que la fecha 15 de Noviembre se marcara en el calendario, Pedro organizó una comida con algunos de sus más allegados. En el desarrollo de la misma, soltó que él pensaba dar de alta 80 pichones más allá de ese 15 de Noviembre.¿Queeeeé? Uno de los comensales, contrariado, le marcó rápidamente. ¿La fecha es para todos, no?. Como podéis comprobar esto hace mucho tiempo que se había convertido en el cortijo de unos pocos.
Otro socio, hizo como yo, decidió no volar este año por ese célebre 15 de Noviembre. Sucedió sin embargo, viendo que éramos tres los que habíamos tomado la decisión de no volar este año, que a éste en concreto finalmente se le dejo entregar la lista en pleno mes de Enero de 2018 y no el 15 de Noviembre. Pudo hacer entrenos, cribar palomas. Pedro, a ojos de todos los demás, le había dado permiso. Como entenderéis la gente no es tonta, otra cosa es que callen.
Por mi parte, ya tenía suficiente. Solicité la baja de mi club, sin más. ¿Unos sí, otros no?,pero, ¿qué es esto?
Realmente no sabía que iba a hacer. Si tomarme un año sabático, volar en el Club vecino de Ciudadela, ni idea. Estaba cansado de tanta norma. La colombofíla necesita buenos colombófilos no normas que nos ahoguen.
Todo esto que escribo no es algo que sólo viera yo, pero a la gente le cuesta un mundo salir de su zona de confort, porque si sales, acabas siendo un raro, un conflictivo, y es mejor, mucho mejor no salir del rebaño, eso seguramente deben pensar. Eso sí, te reconocen e idenetifican cada uno de estos párrafos, pero lo hacen en privado. En público, prefieren callar. No, no es mi estilo.No soy así.
Me resulta increíble haber sido antorcha de una colombófila que vivió toda su historia en penumbra y pagar un precio tan alto por nada. ¿Por qué?¿Por escribir en un blog?
Al mismo tiempo mi amigo Loren, que se había encargado del reloj del Club los últimos años, decidió tomarse un descanso. Quería desconectar de esa labor tan desagradecida e ingrata. Y esta decisión, muy meditada por él, y muy personal, fue entendida por el club como alguna estrategia mía. ¡Lo que me faltaba por escuchar por dios!
Realmente parecía que esta gente lo entendía todo al revés.
Loren comenzó a sentir miradas, comentarios y estupideces de unos compañeros, que mostraron su cara más verdadera, una que Loren conocía, pero sólo cuando los protagonistas eran otras personas, gente como yo. Su decepción fue grande, mayúscula me atrevería a añadir. Y en un momento determinado, me confesó que ahora me entendía perfectamente. Una cosa es verlo desde la barrera, otra estar en el ruedo. ¿Qué había hecho mal Loren para merecer ese trato? Absolutamente nada.
Él mismo podría empuñar la pluma en estos momentos y seguir con el texto, y contaros mil situaciones esperpénticas vividas los dos últimos meses, pero al final, cada uno vive su propia historia.
Con ese panorama, Loren recordó un comentario mío, tan sólo, unas semanas atrás, en el que charlando, le apunté la posibilidad de irme a volar al Club de Ciudadela, y pensó, ¿por qué no? e hizo suya la idea, y es entonces cuando a mi se me enciende una luz, y valoro la posibilidad de volar allí también.
Lo que no sabía, es que algunos de mi ex-club, los de siempre, ya habían movido ficha para que esto no sucediera, al menos no en mi caso. Lograr que un compañero de afición no volara sus palomas, cuando te llamas Pablo, es visto como una gran victoria por algunos. Vivimos en un mundo de estupidez supina.
En el club de Ciudadela tengo buenos amigos, pero jamás de los jamases me hubiera imaginado una negativa por parte de otros que ni tan siquiera conozco. Podía entender el viejo juego de la rivalidad de pueblos, lo típico de villa arriba y villa abajo, pero impedir que un compañero tuviera que renunciar a la afición, por el hecho de escribir en un blog y por publicar sus experiencias y resultados. No, aquello me llegó al corazón. ¡Qué bárbaro!
Hubo, al menos, tres personas que se negaron en rotundo. ¿Las razones de semejante negativa? Fueron incapaces, ante la incredulidad de los presentes, de esgrimir una sola de ellas, porque simplemente, no la había.Vergonzoso.
Presionaron, y amenazaron con marcharse si a mi se me daba de alta, y lo consiguieron. Sentí vergüenza ajena. Resultaba más que obvio que tras esa negativa, había alguien de Mahón detrás de aquella oposición. Lo tengo claro.
Vayamos por partes. El primero se llama Ramis. Hablamos de un colombófilo sin resultados de ningún tipo, desconozco si tan siquiera ha marcado de la península en alguna ocasión, pero esto es lo de menos .¿De dónde procede esa rabia?
Retrocedamos un par de años para entender su postura. Me llaman desde Mallorca, porque se iba a celebrar una subasta de un gran colombófilo mallorquín, Sion Mut, y un socio de Ciudadela les había llamado para pujar por una paloma. Me preguntan si le conozco y si es de fiar. Mi respuesta es que no sé quien es, pero que si está interesado en una paloma, no habrá ningún problema.
El caso es que Ramis en esa conversación con este mallorquín, aprovechó para ponerme de vuelta y media. ¡Qué fácil es hacer eso! Mi sorpresa fue mayúscula, porque ni le conocía, pero no me sorprendió porque es el deporte oficial de la isla.
Más tarde me entero, preguntando por el tal Ramis, que éste es amigo de Juan Antonio Benejam (a éste lo dejo para el final), y comienzo a cerrar el círculo. Éstos, son del tipo de personas que si tu amigo piensa rosa, ellos piensan rosa, incapaces de formarse su propia opinión. Le tomé la matrícula y a otra cosa.
Años más tarde mi amigo Toni Salord viene a Mahón a soltar las palomas del Club de Ciudadela, y lo hace acompañado de un tal Ramis. Habíamos quedado para ver la suelta y charlar un rato. Me lo presenta, y no, no puedo reprimirme. De forma educada, le mostré los whatsapps, y le afeé su conducta. ¿Cómo puedes hablar tan mal de alguien sin conocerle? ¿Su reacción? Tierra trágame, y sus mejillas, ciertamente sonrojadas. Pasó un mal rato. No quise hacer aquello más grande, pero yo voy de cara, y quise aclararlo. Entiendo que esa situación le sentara a cuerno quemado, pero uno debe ser responsable de sus actos. Y él lo hizo mal.
Esta y no otra fue la razón de Ramis para evitar mi entrada. Bueno, esto, y la enorme presión que Benejam ejerce por detrás.
Luego está Camps, siempre él. Un colombófilo que en su día tuvo muy buenos resultados y que desde hace lo menos 13 o 14 años se arrastra por la colombofília, y con él pretende hacerlo al resto de los integrantes de su Club, que por otra parte, sorprendentemente, se dejan. Lo curioso de Camps es que estuvo hace uno años en mi casa, y yo en la suya. No le he vuelo a ver, y ha sido el que más oposición ha mostrado, influenciado por alguien de la isla.
El año pasado le cogí una paloma y con motivo de su devolución charlamos más de media hora sobre palomas. A mi esta bipolaridad de algunos me deja a cuadros.
Y por último, tenemos a su presidente, Biel. Con él que hablé hasta en dos ocasiones por teléfono para darme de alta. No le conocía. ¿Qué me encontré? Un hombre cansado, que no le apetecía dar de alta a nadie, no sólo a mi, a nadie, Y eso a pesar de que su club esté herido de muerte, más dormido que despierto.
Colombófilos que me recuerdan a lo que sucedía en Mahón allá por el 2002. Sin energía, asumiendo su destino. Año tras año, temporada tras temporada, perdiendo el 80 ó 90 % de sus palomas antes de que lleguen los penínsulas.
Las conversaciones con Biel para entrar a formar parte de Ciudadela discurrieron dentro de la normalidad, salvo por un pequeño detalle: Me engañó. De lo contrario, no me habría expuesto a tal linchamiento. Eso no le gusta a nadie.
Si desde el primer momento hubiera sido claro conmigo, pero no, no lo fue. Llego el día y se inventaron una votación para no dejarme entrar. De hecho esa supuesta votación como tal, la habrían perdido de haberse efectuado. La tensión se podía cortar con un cuchillo, porque los había que no entendían que no dejaran a un compañero darse de alta en su Club. De hecho, los hubo que sintieron vergüenza por aquel esperpento.
Finalmente tuvieron que jugarse la carta de amenaza. La de si él viene, nosotros nos vamos. Yo tampoco quería eso, claro que no. Soy de los que piensa que cuantos más mejor, y si además los mejores vienen a mi club, mejor todavía. Finalmente mis defensores tuvieron que volver a filas. Habían ganado los «malos».
Todo esto tenía lugar en un club que se está muriendo, donde hacen falta socios como el hambre y sobre todo, romper con el pasado, tratando de emular lo que en Mahón está sucediendo. Gente como Pepe de Ciudadela, con ganas de romper a pana, como Salord, años y años luchando contra molinos de viento. Lito, Tomeu. Sí, allí hay gente que les gustaría volar de otra manera, pero se ven lastrados por la mentalidad de otros, que llevan amargados décadas, atrapados por el barro, y lo peor, muy a gusto en él, sin ganas de salir.
Obviamente no asistí a esa reunión, porque no fui invitado, con gusto lo habría hecho, y si me hubieran dejado, me habría podido explicar, y a buen seguro, defenderme de tanta difamación e injusticia.
Había quedado con Biel, el presi, que al finalizar la reunión, éste me llamaría para darme la noticia, del signo que fuere, porque yo tenía que mover ficha en otro club. El tiempo se acababa, estábamos a finales de Diciembre y había que entregar los censos. No volví a tener noticias de él. La educación brillaba por su ausencia. Le envié un WhatsApp agradeciéndole su «hospitalidad y educación». Caray con la gente.
El problema de raíz, no es ya, la mezquindad de unas personas a las que no conozco. Tampoco el origen de esa resistencia, aunque con esto último puedo hacerme una idea. No, el mayor problema fue, que en los Estatutos del Club de Ciudadela, el menos esos que estaban redactados en el mes de Diciembre, que fue cuando quise darme de alta, no consta por ningún lugar que se tenga que realizar una votación, es más, lo que hicieron, tras su lectura, es absolutamente ilegal.
Asesorado por la Federación Balear de Colombófila, mi Federación, la de todos, le fui dando forma a aquello, y estos días he decidido demandarles. ¿Gano algo con ello? Pues no, pero me da rabia que esto quede así. Uno debe defender sus derechos, y no dejarse pisotear, y más cuando sabes a ciencia cierta, que lo han hecho mal.
Tras eso, traté de darme de alta en un Club de Mallorca. La Palmesana, y ahí sale otro que se niega en rotundo a que me acepten.¿Queeeee´? Me pregunto, ¿Pero que está pasando aquí? ¿Un complot?, pero ¿donde está la cámara oculta? No, no salía de mi asombro.
Resulta que la persona en cuestión, un tal Arnau, está en contacto directo con alguno de Ciudadela, y con aquel socio de Mahón que el año anterior me había robado una paloma en el club. Todo iba cuadrando. Las mentiras repetidas por muchos, llegan a hacer daño.
Mi amigo David, presidente del Club La Palmesana, decide dimitir ante tanta incongruencia e injusticia, y algunos compañeros de ese Club se ponen en contacto conmigo por privado, expresando su vergüenza y lamentando la situación.
Arnau tampoco pudo dar una respuesta razonada de tal negativa. Bueno sí, una: «Por sus huevos», llegó a decir.
Personalmente sentí decepción, no sé, tristeza, de ver como determinadas personas ejercen su poder de una forma tan mezquina y sin justificación alguna.
Esto me recuerda la entrevista que se me hizo en la web de la Federación Balear de Colombófilia, donde di mi visión de la colombófila Balear, todo opiniones, argumentadas, pero opiniones personales al fin y al cabo. Libertad de expresión, señores, sin más. Yo vivo la colombófila de una forma muy apasionada, sin acritud, sin maldad, la vivo como la siento. Soy una persona que camina derecho, de las que te puede fiar, de la que dará la cara por ti, de los que, sin duda, te ayudará, como he hecho infinidad de veces con muchos colombófilos de Mallorca y Menorca y de otras comunidades. Y las opiniones, son eso, sólo opiniones. Ojalá hubieran más, y diferentes. Todo ello enriquece. El que no lo vea así, para mi, tiene un grave problema de difícil solución.
Tras tan sorprendentes jornadas, que a día de hoy, todavía trato de asimilar, finalmente, a través de unos amigos, encuentro cobijo en el Club de Binissalem (Mallorca), a los que tengo que agradecerles enormemente su hospitalidad. Me dieron de alta en su Club, y en el grupo de WhatsApp del mismo, y yo lo que vengo observando es un grupo de personas muy sano, con buen rollo entre ellos. Un club muy bien organizado con su presidente Guiem Martí a la cabeza.
Mi mayor problema es que estoy a casi 150 km, y que cada enjaule me suponen 18 horas y claro, dormir allí, etc. Este año lo estoy haciendo así, el futuro ya dirá.
Podría alargar esta historia, pero creo que toca a su fin. El objeto de este texto, de este cuento, es que comprendáis que a veces las cosas solo parecen ser de un color, cuando en realidad son del otro. Inventar por detrás es gratuito, y no deja rastro. En cambio se van creando monstruos que no existen, y aquellas personas que en realidad construyen, iluminan y contagian ilusión al resto, se ven abocadas por cuatro «mamones» a abandonar esta bella afición.
Antes de finalizar me gustaría hablaros de Benejam. Le he dejado para el final porque resume un poco el afán de ciertas personas por huir de la sinceridad. Cizañeros profesionales.
En realidad, no tengo nada contra él, no soy tan superficial. Eso sí, como colombófilo, y esto no es un secreto para nadie, probablemente sea de los peores colombófilos de la isla de siempre. No estoy siendo sarcástico, aquí lo pensamos casi todos. Y sus resultados así lo confirman año tras año. Tiene, eso sí, una gran pasión por ellas, y a pesar de los mil batacazos que se da, es capaz de levantarse una y otra vez, pero esto de las palomas, nunca fue lo suyo.
Su mayor problema sin embargo, no es ese, sino toda la mierda que escupe por detrás.Es de esos que debería cepillarse más a menudo los dientes.
Hasta hace dos meses, teníamos contacto. En Diciembre le cogí varias palomas de una suelta, se las comuniqué (como siempre hago), y se las solté, tal y como él me indicó. No le regresaron. De hecho, cada vez que le recupero alguna paloma, le comento que si quiere hacer algo, mejor que cambie de línea de palomas. Cuando las veo aparecer por casa, ya sé que son de él. ¡No sirven, Benejam!, le suelo decir. Estás perdiendo el tiempo con esos animales. No había otra intención en mis comentarios que la de ayudarle.
El caso es que como en tantas y tantas ocasiones que le he recuperado palomas, éstas no le regresaron a su casa. Estamos a 40 km de distancia, el otro extremo de la isla. Palomas entregadas, con el miedo en el cuerpo. Pues tras soltarlas, semanas más tarde llega a mis oídos que va diciendo por ahí, que se las he robado, que me las he quedado. ¡Vaya!. Aquí me dije…buuuuf…la gente está fatal. Me puse en contacto con él para aclarar semejante mentira, y me bloqueo el WhatsApp. Lo malo de todo esto es que Benajam se inventó esto para oficializar el enfado. Benejam hace lo que Pedro le pida. Lo malo, es que con esta forma de proceder, falló a un amigo, Loren. Los amigos no hacen eso.
Más tarde comprendí todo. Para que os hagáis una idea, el año pasado Benejam si marcó una paloma de península fue todo. Está en una media de 4 ó 5 palomas por año, de un total de 200 que cría. ¿Por qué quería yo quedarme una paloma suya? Sé que en el Club de Mahón fue repitiendo esta cantinela, y también llegó a mis oídos que se rieron de él. En definitiva, una pesadilla en toda regla.
Lo peor, es que siempre que puede, aprovecha por detrás para hacerme daño. Creo que hay gente a la que no se la puede cambiar.
No quería olvidarme de Pep Sánchez de Lloseta, amigo íntimo también de Benejam. En un WhatsApp suyo que conservo y que me pasaron, se regocijaba en insultos hacia mi persona en un grupo. En fin, a todos estos, gente sin educación que repiten y repiten mentiras tratando de conseguir que se transforme en una verdad, a todos, los quiero lejos de mi.
Y así, uno va despertando de lo que fue un sueño, uno colombófilo, uno muy grande. No sé, hay días, en los que sigo entrando en el palomar, y toco a alguna de mis campeonas, y vuelve a brotar en mi, quizás tan sólo, por unos segundos, toda la pasión que llevo dentro. En ese instante, te olvidas de todo.
¿Qué sucederá ahora? Pues no lo sé, de verás que no lo sé.
La semana pasada volví a Mallorca a soltar mis palomas desde Consell (135km). Las lleve todas, 104. Fueron soltadas en 4 bandos. La cosa acabó con 92 en el día, y un buen 94 de 104 al día siguiente. Mi intención es tan sólo poder enjaular en el Marbella de este año, para poder disfrutar de una jornada inolvidable, que es para lo que luchamos los guerreros colombófilos. No hay más. De ello, si las fuerzas me acompañan, iré narrando las pocas sueltas que vaya realizando y las grandes dificultades a las que, a buen seguro, se van a enfrentar. Ir sólo a Mallorca, semana tras semana , al margen de un gran sacrificio, está repleto de dificultades.
Mi historia hasta Febrero del presente 2018 ya la conocéis. He tratado de ser sincero a rabiar. Algunos compañeros cercanos me echan en cara, porque la conocen de primera mano, que he sido muy condescendiente, muy light, más blando de lo esperado, menos Pablo. Quizá tengan razón, quizá sí, pero es que mi intención fue únicamente contar una historia, la mía. Tal y como la he vivido y sentido. Sin aditivos.
Mi enorme agradecimiento desde aquí a Pedro Mir, y a otros como él, por conseguir que alguien que cambio el rumbo de una colombófila, que aportó energía nueva, un simple apasionado por las plumas, haya acabado hastiado de tanta mierda.
Sé, porque me lo han contado, que él está encantado con mi ausencia, entre otras cosas, porque de este modo, él se lo come, él se lo guisa.
Si alguna vez logro desengancharme de esta pasión que son las palomas, mi mayor satisfacción será sin duda, la de alejarme de personas como él, y otras a las que he ido nombrando en esta historia.
Me apasionan las mensajeras, pero me molesta vivir una mentira. Y lo que Pedro está haciendo en la isla lo es. Decidir, suspender enjaules, manejar información que comparte en el último minuto, poner las parejas en postura y buscar su propio interés. Enjaular cuando le conviene. Trato diferente a compañeros de Club, y lo peor, poner a la gente en tu contra. Esto último, lo peor con gran diferencia. Quizá a los demás les valga, a mi no. Si esta es la colombófila que ellos quieren, toda para ellos.
Para finalizar. Si me he atrevido a contar mi historia, a hacerlo sin miedo, y es una obviedad que no soy de los que esconde nada, asumo que a alguno no le haya gustado, pero son tantas las mentiras clavadas por detrás, que llega un momento que uno debe decidir. Quizá no vuelva a volar nunca mas palomas en la isla, quizá este sea mi último año, quizá lo deje todo para siempre,…pero soy de los que muere de pie, no arrodillado.
No es ni la primera ni la última vez que esto sucede. Vicente Roca estuvo sin volar en el club de Mahón durante más de 7 años. Vicente podría contar muchas cosas que él también vivió, pero esa historia es suya. Otros, simplemente abandonaron para siempre. En definitiva, el tiempo dirá…
PabS.